La casa grande de los latinos en Montreal

Algunos fundadores de la Maison des Amériques durante la firma de los documentos legales para su constitución (foto: Jesús Robles).

La Maison des Amériques será un punto de encuentro de los latino-canadienses. Se trata de un proyecto único en Norteamérica y reconocido por la Ville de Montreal al que le falta muy poco para ser realidad. Para lograrlo, sus fundadores han lanzado una campaña de financiamiento.

Por Carlos Bracamonte

Por mucho tiempo la idea de tener una casa para los latinos en Canadá había dado vueltas en la cabeza de Ángela Sierra, directora de LatinArte, una organización que promueve la cultura y la labor artística de los latino-canadienses de Montreal. Cuando ella habló del proyecto con un grupo de colaboradores y amigos, se dio cuenta de que era un ideal compartido: todos habían sido flechados por el mismo sueño. Entonces organizaron un primer encuentro con una serie de profesionales de distintos sectores para aterrizar la idea en el papel. Las reuniones comenzaron en octubre de 2017. Hoy, los gestores de este proyecto esperan abrir sus puertas en octubre de 2019, el mes de la herencia hispana en Montreal. Ahora, ya en el tramo final, solo un último paso separa a la Casa de las Américas de la realidad.

— Coincidimos en la necesidad de tener un espacio propio para nuestra comunidad, donde por fin los latinos pudiéramos reunirnos y organizar actividades culturales, empresariales y comunitarias  —, nos indica Ana Catalina Montoya, coordinadora y miembro fundador de La Maison des Amériques.

En Quebec, uno de cada 10 inmigrantes nació en América Latina y al menos 150 mil quebequenses tienen el español como lengua materna o lo hablan en casa. Pese a las cifras, los fundadores de la Casa de las Américas consideran que hay un asunto de fondo por resolver: los indicadores de desempeño socioeconómico revelan un problema particular, el de una brecha entre el capital humano y social de los latinos-quebequenses, donde priman el nivel educativo, el dominio del idioma, los lazos comunitarios, la participación de las mujeres y el acceso al empleo.

Para ser parte de la solución, La Casa de las Américas se ha propuesto trabajar activamente en la integración de la comunidad latinoamericana en la sociedad de Quebec promoviendo la francisation; luchando contra los esterotipos; fomentando expresiones artísticas y culturales; y estableciendo relaciones entre los latino-quebequenses con los representantes del gobierno y de la sociedad civil. En suma, organizarnos en medio de nuestra diversidad.

Tres son los pilares temáticos de La Casa de las Américas: comunidad, empresa y cultura. Su junta directiva está formada por 7 miembros y sus fundadores son 30 profesionales donde hay trabajadores independientes, empresarios, artistas, especialistas comunitarios. Su puesta en marcha ha sido respaldada por 15 consulados de América Latina en Montreal y por diversas organizaciones que representan a los latinos en la metrópoli. A fines de 2018, el proyecto recibió un espaldarazo al ser reconocido como uno de los mejores por Je fais Montreal, un programa de la Ville de Montreal que apoya iniciativas serias sobre la diversidad cultural con un impacto socioeconómico en la ciudad.

— Para lograrlo decidimos que la Casa de las Américas sea una cooperativa a la que todos están invitados. ¿Y por qué una cooperativa? Porque debía ser una entidad generadora de empleo y de economía circular; un modelo intermedio entre una empresa privada y un organismo sin ánimo de lucro —  nos explica Ana Catalina Montoya, colombiana de origen y artesana de la joyería con 12 años en Montreal. Ella llegó sola a este país donde trabajó sin parar por 5 años en un call center hasta que decidió dar un vuelco a su vida profesional cuando en un viaje a Colombia descubrió que tenía talento en las manos. Apostó por algo nuevo y cambió de oficio como muchos inmigrantes en Canadá. Ahora apuesta por el proyecto de La Casa movida por un ideal íntimo: el de la unidad latina en Montreal.

Es el mismo ideal que motivó al mexicano Jesús Robles, otro de sus fundadores y actual vice presidente, que al enterarse del proyecto se metió de cuerpo entero en el asunto al punto que cuando llegó la hora difícil de los aportes económicos para que La Casa tuviera cimientos respondió sin dudar:

— ¡Yo ya tengo acá el cheque!

Robles llegó con su esposa y su hijo a Canadá hace tres años. En México le iba bien en su empresa de comunicación y marketing digital (que ha trasladado a Montreal). Le tomó demasiado tiempo concretar el proyecto de inmigración familiar. Tuvo infinidad de trabas para venir a Canadá. Él y su esposa estaban cansados del tema. Ya casi habían volteado la página, cuando Quebec les dio luz verde. Dos situaciones lo hicieron tomar la decisión de partir: la inseguridad ciudadana y la falta de institucionalidad y organización de nuestros países. Es decir, las pocas ganas de hacer las cosas bien. Jesús Robles, como el resto de fundadores, está convencido de que con La Casa de las Américas logrará algo importante, histórico y serio muy parecido a lo que muchos latinos soñamos un día para nuestros países.

Usted puede colaborar con el financiamiento de La Maison des Amériques haciendo click en este enlace: yo también quiero una casa. Su contribución no será gratis pues podrá canjearla por una serie de servicios profesionales ofrecidos por los fundadores, también por entradas a eventos, por alquileres adelantados de las salas que tendrá la Casa de las Américas, entre otras opciones.

Un grupo de los fundadores de La Casa de las Américas (foto: LatinArte).

Carlos Bracamonte es periodista, agente en temas comunitarios e inmigratorios, especialista en gestión de proyectos y responsabilidad social empresarial. Ha publicado una columna sobre historias de inmigrantes en NM Noticias. Es editor de la revista Hispanophone de Canadá. Lea más artículos del autor.

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