Este 5 de julio el Collectif des femmes immigrants du Québec realizará una primera sesión de información en español sobre las ventajas de vida y trabajo en las regiones.
Hispanophone
Cuando nos preguntamos por qué estamos aquí, por qué tomamos la decisión de dejar atrás nuestros países y nuestras familias para venir aquí, la respuesta que surge es casi siempre la misma: venimos en busca de una mejor calidad de vida. Y si a renglón seguido nos preguntamos por el peldaño más importante para conseguir este propósito, lo más probable es que también lleguemos a la misma conclusión: tener un buen empleo.
Cada año llegan a la provincia de Quebec un promedio de 50 mil nuevos inmigrantes; de ellos, el 86% permanece en Montreal y en su área metropolitana. Lo anterior ha hecho de Montreal una ciudad altamente competitiva a nivel de empleo. No es raro encontrarnos en las calles con profesionales calificados desempeñando trabajos “menores”, así como tampoco son escasas las historias que relatan la complejidad y la lucha en materia laboral. Nos preguntamos entonces ¿por qué la insistencia en permanecer en Montreal y no probar opciones igualmente válidas en otras regiones?
Saïd Fenaoui, coordinador del proyecto regionalización del Collectif des femmes immigrants du Québec, uno de los tres organismos de Montreal que realizan el trabajo de regionalización, tiene claro que se trata de un problema de desinformación. “Los nuevos inmigrantes no conocen las ventajas de las regiones, y este problema de comunicación contribuye a acrecentar los mitos y prejuicios existentes. Parte de nuestra labor es ayudar a desmitificar esos prejuicios”, asegura. Y el primer mito, por supuesto, habla de la escasez de trabajos en las regiones. Lo que no se sabe es que en las 15 regiones administrativas de Quebec (por fuera de Montreal y Laval) hay más de 120 sectores económicos en constante crecimiento en los que están representados todos los perfiles profesionales, desde obreros hasta ingenieros, desde soldadores hasta médicos y enfermeros, desde mecánicos hasta contadores, economistas y agrónomos.
Pensamos que la vida en región significa desolación y aburrimiento, pero no sabemos que las regiones cuentan con todos los servicios recreativos posibles que puede haber en una ciudad como Montreal. Esto sin contar con los servicios educativos, de salud, todos los servicios gubernamentales y financieros que, al igual que Montreal, se encuentran en las regiones. El costo de vida, por otro lado, es mucho más bajo que en Montreal, lo que permite no solo ahorrar más dinero, sino acceder de manera más sencilla a una vivienda propia.
Organismos como Le Collectif des femmes immigrants du Québec, con casi 30 años de experiencia en trabajo con inmigrantes y más de 15 en el tema de la regionalización, logran ubicar un promedio de 130 a 140 familias por año, es decir, unas 360 personas. “Pero eso es algo mínimo con relación a toda la provincia”, dice Fenaoui. “Québec aún está vacío, y nuestra labor es sensibilizar a los inmigrantes sobre las posibilidades que pueden encontrar en región”.
Para lograrlo, el Collectif ha desarrollado una serie de herramientas, talleres y asesorías personalizadas para acompañar a los inmigrantes en la exploración de las regiones, la búsqueda de empleo y, eventualmente, la ubicación en ellas. Trabajo compartido con los más de 25 organismos regionales que trabajan por el mismo fin. “El verbo exploración es un verbo que nos gusta mucho a quienes trabajamos en la regionalización”, asegura Fenaoui, quien explica que tal exploración se realiza en beneficio de las necesidades de cada candidato, “es un servicio personalizado”, puntualiza.
Un buen espacio para empezar a derrumbar esos mitos son las sesiones de información sobre regiones específicas que regularmente el Collectif y los organismos de apoyo regional realizan en Montreal sobre las características socio económicas de cada región. Este 5 de julio, y por primera vez, el Collectif ha organizado una sesión de información completamente en español; será esa la oportunidad para tener un primer acercamiento a las ventajas de las regiones y sus posibilidades de empleo. No es la suerte, no es el gobierno golpeando a nuestra puerta, no es el trabajo soñado que caerá del cielo, es nuestro empeño, nuestra insistencia, nuestra aptitud y nuestra apertura a nuevas experiencias y opciones, las que jugarán a nuestro favor a la hora de lograr nuestros objetivos de integración.