La noche de las dos lunas, nueva película del venezolano Miguel Ferrari, participa en la edición número 42 del prestigioso Festival des films du Monde en la urbe canadiense como mejor largometraje de ficción. Luego de su exitoso estreno mundial el 28 de agosto en doble función, el jurado del Festival decidió proyectarla de nuevo el lunes 3 de septiembre a las 4 de la tarde en el Cinéma Quartier Latin.
Por Sandra Sierra Nuñez / Fotografía de Paule Anne
El segundo film de Ferrari narra una historia polémica, inspirada en una noticia real: el intercambio accidental de embriones implantados a dos madres en una clínica de fertilidad en Roma, Italia. El autor, quien radica en España desde hace veinte años, siguió de cerca el debate jurídico/ético que generaba tal equívoco, y creó la historia con la que intenta destacar el dilema de la maternidad subrogada.
En la película, Federica descubre al tercer mes de embarazo que ella y su bebé no comparten el mismo ADN. Así se entera que la clínica donde se le ha implantado el embrión cometió un error intercambiándolo con el de otra pareja, y que la otra mujer ha abortado accidentalmente al bebé. Federica, al igual que la mujer de la noticia italiana, decide continuar con su embarazo y quedarse con el bebé, pero tanto en el filme como en la vida real, los padres biológicos quieren recuperarlo.
“Para la legislación, no solo en Italia, sino prácticamente en el resto del mundo, el bebé es de la mujer que lo pare, -explica Ferrari-, es sólo la anécdota la que yo tomo como premisa y punto de partida porque lo que más me interesaba era explorar la psicología y cómo cambia la vida de estas personas que están involucradas en este suceso que parece fantástico, que parece de realismo mágico”.
Ese realismo mágico también originó el nombre de la historia, pues Ferrari tomó nota de una leyenda urbana difundida por las redes sociales que anunciaba una noche a finales de agosto en la cual el planeta Marte estaría tan cerca de la tierra que parecería que fuesen dos lunas. De esta forma la trama lleva de la mano al espectador por un sendero limítrofe entre la magia creativa de la vida y una realidad científicamente aplastante que oprime a los protagonistas.
“Quise explorar esas emociones llevándolos al límite, (a los personajes), y cómo ellos sacaban su lado más oscuro, a tal punto de que comienza como una especie de juego entre los personajes, donde todos están ocultando algo. […] Eso era para mí lo más importante: explorar el mundo emocional de los personajes que estaban involucrados en este hecho”.
Quizás por ello, la película genera un suspenso creciente aún en medio de la magia poética; está salpicada de humor, plena de excelentes actuaciones, y posee planos audaces y cautivadores al mismo tiempo. Aparte de la sensible trama, la cinta también muestra una combinación armoniosa de elementos técnicos que ponen literalmente en vilo a las protagonistas (y a los espectadores) hasta el último instante.
En medio de la proyección se podían escuchar los “gimoteos” de llanto y las risas del público; el mismo que al final aplaudió de pie. Luego, en el cine foro con el director, varios le agradecieron la obra y “el sentimiento que transmite”, como dijo un espectador.
Miguel Ferrari nos dice que en su filme quiso “jugar, explorar, ser más osado en la narración”. Su primera película, Azul y no tan rosa, también fue estrenada en el Festival de Montreal de 2013 y ganó una veintena de premios entre ellos el Goya a mejor película iberoamericana de 2014. Es más que probable que repita esos reconocimientos con su nuevo filme. La sala llena de Montreal donde se estrenó fue un buen augurio.
Lea más sobre La noche de las dos lunas, sobre Ferrari y su equipo en un próximo artículo.
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