Cine: Perfect days, la nueva película de Wim Wenders

Foto: Getty
Por Gerardo Ferro Rojas
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Mientras ven el río Sumida una tarde soleada, en la pausa de un paseo en bicicleta, Hirayama mira a su sobrina y le dice sonriendo: “La próxima vez es la próxima vez. Ahora es ahora”. Esta filosofía de vivir el presente, deslumbrarse ante la belleza simple del ahora, es la que guía al personaje de Perfect days, la más reciente película del genial Win Wenders. Hirayama trabaja limpiando los baños públicos de Tokio. Metódico, ordenado, apegado a sus rituales y rutinas, Hirayama se levanta todos los días al alba para hacer su trabajo y hacerlo bien. Ve el mundo y sonríe. Cuida sus plantas, intenta atrapar la luz de los árboles en sus fotos, evita hablar más de la cuenta, juega con su sombra, le permite a su espíritu descubrir lo sublime en lo sencillo, la belleza en lo cotidiano, la fuerza en una canción que alimente el alma. Hirayama parece estar por fuera de este tiempo; en uno de los países más tecnificados del mundo, él sigue usando viejos celulares, escucha casetes de música, y aún toma fotos en cámara de rollos. Pero en verdad, Hirayama quiere atrapar el tiempo. No el tiempo de un mundo acelerado, no el tiempo de la productividad que se traduce en dinero y posesiones, no el tiempo de una ciudad desbordante y estresante como Tokio en la que todo parece ser veloz, imposible de asir. No el tiempo de la modernidad. El tiempo que Hirayama quiere atrapar es el tiempo que demora un rayo de sol en atravesar las ramas de un árbol, o el tiempo que demora el viento en producir su sonido cuando mece un follaje, el tiempo de la contemplación silenciosa, el tiempo de la paciencia al ver crecer una planta, el tiempo que congela un instante en medio de la velocidad infinita de una ciudad vertiginosa. Mientras los autos de aglutinan en las grandes autopistas de Tokio, la pequeña furgoneta azul de Hirayama avanza sin prisa mientras escucha a Van Morrison, Nina Simone o Lou Reed. Es el tiempo, hermoso y cruel, de las cosas al ser observadas, porque hay tanta belleza desapercibida en el mundo que su fuerza a veces entristece. Su trabajo como limpiador de baños, simple, desprovisto de cualquier pretensión, le da a Hirayama la humildad necesaria para ver lo que otros no pueden porque el tiempo acelerado los enceguece. Hirayama limpia los baños como quien limpia la suciedad del mundo, y ni siquiera lo sabe.

Qué bueno que existan aún películas como Perfect days, sobre todo en tiempos convulsos como los actuales. La historia de Hirayama es un soplo de viento cálido en medio de tanta frialdad hedonista, un rayo de luz en medio de tanta abyección. Vayan a verla y déjense cautivar por una de las películas más hermosas de los últimos años. Luego salgan de la sala y contemplen a su alrededor la belleza simple de un instante: háganlo ahora, la próxima vez será la próxima vez, no existirá otro momento que ese instante irrepetible.

En cartelera en Montreal: Cinéma Beaubien y Cineplex Quartier latin
En Ottawa: ByTowne Cinema, Landmark Cinemas Kanata
En Toronto: Cineplex Empress Walk, Cineplex Varsity & VIP, TIFF Bell Lightbox, Cineplex Queensway & VIP, Landmark 24 Whitby
Para saber qué se proyecta en su ciudad: https://www.cinemaclock.com/


Gerardo Ferro Rojas (Colombia, 1979). Escritor y periodista, magister en Estudios Hispánicos de la Universidad de Montreal. Ha publicado los libros de cuentos Cadáveres Exquisitos (2003) y Antropofobia (2006), y las novelas Las Escribanas (2012), Cuadernos para hombres invisibles (2016), Nunca olvidamos nada, nena y la novela Todas las voces muertas (2022). Reside en Montreal desde 2012. Leer más artículos del autor.

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