La joven artista decide su propio camino: Eva Ávila

Eva Ávila interpreta a Tania, una joven madre adicta a la drogas en la película Le Coyote (foto: Danny Taillon).
La reconocida cantante de raíces hispanas es coprotagonista del filme Le Coyote. Ella interpreta a una joven mamá adicta a las drogas que quiere curarse por su pequeño hijo. Eva Ávila, recordada ganadora del Canadian Idol (2006), muestra ahora su talento y versatilidad en otro escenario, el cine, tras algunos años de calma y de replanteamientos en su carrera y su vida.
Por Carlos Bracamonte                                                                  

El pasado vuelve como brumas a un puerto. Nos ha traído a una niña de tres años cantando en el centro de Ottawa, sobre las veredas sombrías del ByWard Market, rodeada de transeúntes que se han detenido para escucharla.

El tiempo marca 8 p.m. del 23 agosto de 1990. Es una noche de sol. La niña interpreta “La Lambada”, el hit que hizo bailar al mundo hace 30 años. A su lado, su padre, aún joven y esbelto, la acompaña tocando los teclados y sintetizadores. Canta, Evita, canta…

— Cantar es realmente lo que quiero hacer desde que comencé con mi padre en ByWard Market en Ottawa, ¡a los 3 años! — declaró la artista Eva Ávila poco tiempo después de ganar el Canadian Idol de 2006.

Ese premio la lanzó bruscamente al estrellato en este lado de Norteamérica. Y le dio también un boleto en la montaña rusa de la fama. De pronto, las giras, los discos, los fans. Pero también inquietud, zozobra y sombras.

— Luego de varios años, hoy me siento con mucha paz interior. Me encuentro en un momento de mi vida en que estoy feliz —, confiesa la joven artista que entiende el español a cabalidad (su padre es peruano), pero que al momento de expresarse en esta lengua se presta algunas palabras de otros idiomas como hacen muchos inmigrantes de segunda generación. Entonces nuestra conversación navega entre el francés (su lengua materna), el italiano (el idioma de su esposo), para volver otra vez a los vientos del español.

— Es que he pasado buen tiempo en Italia y no tengo con quién practicar mi español. Mi papá llegó a Canadá a los 18 años. Él también habla francés e inglés, y su trabajo y actividades las hace normalmente en esos idiomas, es casi como un canadiense —, responde Eva Ávila desde la sala de su casa iluminada por esta mañana, preludio de primavera.   

Eva Ávila en una de las escenas de la película Le Coyote (foto: Facebook de la película)

— Tu personaje en la película se llama Tania, habla un español sin acentos, lineal, y representa también a esos hijos de inmigrantes cuyos padres deben esforzarse por salir adelante. ¿Qué tanto te sentiste identificada con este personaje?

[Le Coyote cuenta la historia de Camilo, un cocinero inmigrante, viudo, limpiador nocturno, que busca rehacer su vida, hasta que reaparece su hija, Tania, con la que está distanciado y es adicta a las drogas. Ella le encarga cuidar a su nieto mientras se rehabilita].

— Me identifiqué muchísimo con este papel. Como si fuera pensado para mí. Mi padre, como Camilo, también ha trabajado como cocinero e hizo muchos oficios. En cuanto al personaje de Tania, en mi caso, yo tuve problemas con el alcohol, del cual me he alejado desde hace seis años. Entendí que eso no me hacía ningún bien ni a mí ni a los que me rodean ni a mi carrera —, explica la cantante cuya actuación en este filme es sobresaliente bajo el contrapunto que establece en escena con el actor Jorge Martínez Colorado. Ella logra también una muy convincente interpretación de una adicta a las drogas. Su actuación es sutil, bien guiada por el estilo discreto de la directora del filme, Katherine Jerkovic.

— ¿Cómo te preparaste para este personaje, considerando que el guión de Katherine Jerkovic no lo expone al drama ni a la derrota pública en medio de su adicción, sino que preserva la dignidad de alguien que está sufriendo?

— Tuve un contacto permanente con un toxicómano, quien me ayudó mucho a conocer mejor la conducta de las personas que sufren adicción. Estudié los detalles de sus comportamientos, vi videos y películas. Entonces, fue determinante mi relación cercana con este especialista. Tania, que consume drogas duras, lleva una carga emocional quizá con rasgos similares a la que tuve en algún momento de mi vida.  

Actores del filme Le Coyote Jorge Martínez Colorado, Enzo Desmeules Saint-Hilaire y Eva Ávila durante el Festival Internacional de Cine de Toronto (foto: Facebook de Le Coyote).

— Los personajes de esta película llevan sus emociones por dentro. Las guardan. No la expresan. Implosionan. Tania no tiene una buena relación con su padre…

— Así es. En mi caso es lo contrario, pues tengo una excelente relación con mi padre, pero todos tenemos esos “demonios” que llevamos dentro, que vamos cargando por mucho tiempo y que hay que sobrellevar hasta curarse. Eso le ocurre a Tania, y me ha ocurrido a mí.

En los últimos años, la carrera artística de Eva Ávila ha tenido remansos para retomar fuerzas y encontrar su propio camino. No era fácil ganar un gran premio a los 19 años y ser reconocida en tu país como una joven promesa del canto y mantener intacta esa expectativa todo el tiempo. Ser precoz y talentosa conlleva su peligro en el mundo del espectáculo.

Ella ha dejado entrever en sus entrevistas que llegar a la cima tuvo un alto costo pero que, en todo caso, esto era menos complicado que mantenerse ahí arriba. Había altos y bajos en la montaña rusa de la fama. Los seguidores esperan que relumbres todo el tiempo y si sientes que no lo logras, sobreviene un vacío. “No robé este lugar [como cantante], lo merezco. Y no es fácil. No quiero que se me considere simplemente una artista pop de ‘microondas’”, declaró Eva Ávila en 2008 durante una entrevista.

En medio de esas vicisitudes, afloran los “demonios íntimos” a los que se refiere la cantante, y te encuentras en medio de una calle oscura y solitaria, sin saber a dónde ir.

Eva Ávila pasó del ruido de los conciertos a la pacífica discreción. Ella no se detuvo: siguió trabajando, cantando, soñando, pero sin presionar el acelerador. Necesitaba un recodo en sus agitados días para replantear su vida.

La cantante la noche en que ganó el Canadian Idol en 2006. Tenía 19 años de edad (foto: Facebook de Eva Ávila).

— ¿Te preocupa que te puedan encasillar como actriz para papeles de personajes latinos?  

— No me he puesto a pensar en eso. Soy de Gatineau y crecí ahí. Mi madre es quebequense, mi padre es latino, mi esposo es italiano, represento un mestizaje en Canadá del que me siento muy orgullosa. Hablo cuatro lenguas y me siento feliz de ser parte de esta diversidad. Pero sí quisiera participar en películas producidas en Quebec. Tengo ese sueño.

Antes de la película Le Coyote, la trayectoria actoral de Eva Ávila había pasado por personajes breves para series y películas de televisión anglófonas.Encarnar a Tania significó su primer papel real en el cine.

Pero el canto seguirá ocupando el lugar privilegiado en su íntimo quehacer. Ahora ella se encuentra de gira con el grupo musical Brit Floyd, que recorre Norteamérica homenajeando a Pink Floyd, la célebre banda de rock británica.

Eva Ávila sube al escenario y se reencuentra con ella misma. Su voz despunta. Ya no es la niña-promesa que cantaba a los 3 años en las calles de Ottawa con su padre, ni tampoco aquella muchacha hecha de polvo de estrellas que ganó el Canadian Idol.  Sin duda, algo ha quedado en ella de esos momentos, pero los años, las heridas y los sueños; la vida y el tiempo, en resumidas cuentas, le han dado a su voz de hoy una renovada y sobrecogedora fuerza.

Eva Ávila interpretando Great Gig in the Sky, de Pink Floyd, en el Benedum Center, Pittsburgh en el año 2020.

La película Le Coyote ha tenido una importante acogida en los espectadores de Quebec, por eso seguirá proyectándose hasta este jueves 20 de abril. Podrá verla en los siguientes cines:

🎬 Cinéma Beaubien

🎬 Cinéma du Parc

Le Coyote. Sinopsis.

Camilo fue cocinero en sus mejores tiempos.  Ahora entrado en sus cincuentas, trabaja para una compañía de limpieza. Se vislumbra un fracaso personal en el pasado de este inmigrante mexicano solitario. Sin embargo, Camilo busca retomar su vida y finalmente se le presenta una oportunidad para volver a su pasión culinaria. Todo está listo para un nuevo inicio cuando Camilo recibe la visita de su hija Tania con quien cortó toda relación, debido a su adicción a las drogas y, quien le anuncia que es abuelo y le pide cuidar del niño mientras ella se somete a una enésima rehabilitación. La llegada de este nieto afectará los planes de Camilo. Habrá un nuevo comienzo para él, pero no como lo imaginaba.

Carlos Bracamonte es director de la revista Hispanophone de Canadá. Periodista y paralegal en inmigración. Lea más artículos del autor. Contacto: revista@hispanophone.ca.