Sinmigo, sintigo y sinsigo. Analogías no permitidas

Imagen: ©Arian Noveir, 2010
Por Enrique Pato

Los estudios recientes sobre morfología consideran que las palabras de una lengua, ya sean simples (como pelo), derivadas (como peluquería) o compuestas (como pelirrojo), se encuentran almacenadas en nuestro léxico (lexicón mental), y que las reglas que tenemos a nuestra disposición juegan un papel fundamental para interpretar y formar nuevas palabras (Camus 1996). Por otro lado, se ha demostrado que la analogía interviene en diversos fenómenos léxico-semánticos como la sobregeneralización (Coseriu 1986).

Por analogía local se entiende la creación de una unidad léxica a partir del modelo que ofrece otra unidad con la que establece una relación semántica y formal. Esta analogía supone la ‘creación’ de una regla de formación de palabras según un modelo individual preexistente (Camus 1996), como por ejemplo sucede en el caso de sinmigo < conmigo.

La estereotipia, por su parte, consiste en el reanálisis, como sufijo, de la terminación de una palabra y el empleo de ese segmento en la creación de otras palabras (-go en el caso que nos ocupa).

La relación analógica suele ser de tipo semántico, ya que las nuevas formaciones se relacionan con aquellas palabras que les sirven de modelo, por sinonimia o antonimia (Martín Camacho 2007). Esta creación de nuevas formas lingüísticas a semejanza de otras (Principio de analogía lingüística de Whorf) se emplea para interpretar y guiar nuestra actividad mental individual.

Por lo que respecta a sin (del latín sine), esta preposición denota ‘carencia o falta de algo’, a diferencia de con (del latín cum) que significa el ‘medio, modo o instrumento que sirve para hacer algo’ y también la ‘compañía’ (DLE). En español sin niega los significados que indica con. En términos generales, sin expresa privación, negación o ausencia de compañía (sin sus amigos), instrumento (sin calculadora), medio (sin auto), materia (sin azúcar) o manera (sin dudas) (RAE/ASALE 2009: 2938).

En cuanto al fenómeno en estudio (sinmigo, sintigo y sinsigo), cabe señalar que se documenta desde el español clásico. Se trata de formas subestándares que han pervivido hasta nuestros días. De este modo, es posible registrar algunos ejemplos literarios –de tono jocoso– en el Siglo de Oro, en autores como Quevedo y Calderón (1a-b), pero también en poemas de carácter más serio, ya en el siglo XVIII (1c), y en novelas costumbristas del XX (1d):

(1)  a. La vieja que, por lunares,/ salpicada de bigotes/ tiene la cara, te vedo/ con Datanes y Avirones./ Ni conmigo ni sinmigo/ quiero que enrancie tu coche:/ ándese en un ataúd/ con su tiro de cabrones [Poesías, Francisco de Quevedo (1597-1645)].

b. Tú te andas solo contigo,/ contigo solo te estás,/ contigo vienes y vas:/ y en fin contigo, y sin migo/ en qualquier parte te ven,/ que parecemos, señor,/ el dinero y el amor,/ mirad con quién y sin quién [Casa con dos puertas mala es de guardar, Pedro Calderón de la Barca (1629)].

c. Ay, Jesús, dónde te has ido,/ que un instante no puedo/ verme sin tigo./ Ay Jesús de mi alma,/ dónde te has ido,/ que parece que no vienes/ y te has perdido [Compendio de la vida ejemplar de la Venerable Madre Sor Teresa Juliana de Santo Domingo, Carlos Manuel de Paniagua (1752)].

d. ¡Ay fiyuelo, quédome sin tigo!… ¡Te parí de mis entrañas, te pujé en mis brazos y trabajé para ti como una sierva!… Agora que me conoces y me quieres, te me quitan [La Esfinge Maragata, Concha Espina (1914)].

Hoy en día aparecen de vez en cuando en las letras de algunas canciones:

(2) a. Y al final otra vez es septiembre,/ otra vez verano y pico,/ han pasado unos cuantos meses/ y tu estás mejor sin migo [“Después de disimular”, Cuando empieza lo mejor, Despistaos (2010)].

b. Con tanto digo ni mu,/ con tanta soda de ombligo,/ con tanto mi pero tú,/ con tanta boda sintigo [“Variaciones ferlosianas”, Joaquín Sabina (2008)].

Lo interesante es que estas formas han sido y son empleadas también en el español de América, tanto en la música (3a) como en textos literarios (3b-d):

(3) a. Ni contigo ni sintigo tienen mis males remedio/contigo porque me matas, sintigo porque me muero [“No está perdido”, La Coyota, México (2010)].

b. Te amo equivocadamente, contigo y sintigo debo seguir mi vida de amores, aunque me dijiste que con el amor no se juega, pero debo formar de nuevo ilusiones y otras decepciones [Viaje a la Bohemia, Sergio Gaucín Salazar, México (2011)].

c. Era entonces cuando tu amor y el alba estaban haciendo livianas esas horas de soledad que vivo sintigo [“Desde los puentes, en Berlín”, Otto René Castillo, Guatemala (2011)].

d. Si te pueden comprar, hemos de ser criados de ellos. Si no te vendes, te amenazarán. Si no tienes miedo, han de bloquear país, ayudados por hermanos. Si ven que sintigo es mejor, te han de matar [El sol bajo las patas de los caballos, Jorge Enrique Adoum, Ecuador (1970)].

Además, varios personajes famosos han hecho uso de estas formas en público. Es el caso del futbolista chileno Francisco “Murci” Rojas («el equipo juega igual conmigo o sinmigo», 1997), del futbolista argentino Maximiliano Cerrato («y sin duda que vamos a estar, eh, si no es conmigo en Everton, o sin migo en Everton», 2014 https://www.youtube.com/watch?v=ZlnVPVlX7zg) o del candidato justicialista a la gobernación de la provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias («el peronismo ganará conmigo o sinmigo», 1983), por lo que fueron objeto de intensa burla en sus respectivos países.

En spanglish también se emplean con cierta frecuencia estas formas, como traducciones directas de with you (contigo) y without you (sintigo).

El Diccionario panhispánico de dudas nos recuerda que cuando la preposición que precede a los pronombres personales , ti y si es con se deben emplear las amalgamas conmigo, contigo y consigo. En estos casos, la idea de ‘compañía’ se ha recuperado mediante la anteposición de la preposición con-. Por otro lado, aunque el “sufijo” –go (lat. -cum) puede unificar todas estas formas y restablecer la regularidad en el sistema, la creación analógica en el habla de sinmigo, sintigo y sinsigo no está permitida por la norma, pues –go hace referencia a con, lo cual supone una redundancia (sin + con) en el significado de estas formas (sinmigo = ‘sin + mi + con’, sintigo = ‘sin + ti + con’, sinsigo = ‘sin + si + con’).

Referencias

Camus Bergareche, B. 1996. «Analogía y morfología contemporánea». DICENDA. Cuadernos de Filología Hispánica 14: 69-78.

Coseriu, E. 1986. Introducción a la lingüística. Madrid: Gredos.

Martín Camacho, J. C. 2007. «Observaciones sobre el papel de la analogía en los procesos morfológicos». Revista de investigación Lingüística 10: 173-191.

Real Academia Española. 2005. Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana.

Real Academia Española. 2014. Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. Madrid: RAE (www.rae.es).

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. 2009. Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa.


Enrique Pato es doctor en Filología Española por la Universidad Autónoma de Madrid. Sus campos de investigación se centran en la gramática, con especial atención a la sintaxis, y en la dialectología y la variación, tanto histórica como actual. Investigador principal de varios proyectos, Corpus de la sintaxis dialectal del español peninsular (FQRSC), Sintaxis dialectal del español (CRSH), El español en Montreal y COLEM (Corpus oral de la lengua española en Montreal), ha coeditado varios volúmenes colectivos y actas de congresos y tiene publicados más de un centenar de artículos en revistas nacionales e internacionales. En la actualidad es professeur titulaire en la Universidad de Montreal. Leer más artículos del autor.