Corazón migrante: El imborrable legado de nuestro abuelo inmigrante

Manuel Ribeiro a los 18 años poco antes de inmigrar a Venezuela. A la derecha, en la actualidad disfrutando de su retorno a su país (foto: álbum familiar).
Por Merling Sapene

Manuel Ribeiro tenía solo 18 años cuando decidió inmigrar de Portugal hasta Venezuela. Eran los años cincuenta del siglo pasado, tiempos turbulentos donde las antiguas colonias portuguesas luchaban por su independencia y los portugueses más jóvenes eran obligados a enrolarse en el servicio militar para combatir. Era eso o inmigrar.  

En 1956, Manuel Ribeiro dejó la Isla de Madeira, su tierra natal, y arribó al país sudamericano del petróleo con una mínima maleta y una radio obsequiada que le robaron a poco de desembarcar. Llegó con un boleto solo de ida, que se lo compró con dinero prestado en su país. Por eso lo primero que hizo en Venezuela fue trabajar duro para pagar esa deuda. Lo contrataron como agricultor. No sabía hablar español.

Pero desde el principio, Manuel tuvo visión. Ahorró lo que pudo para invertir en su propio negocio. Pronto se dedicó al comercio.

A los 23 años volvió a Isla de Madeira para casarse, pero luego regresó solo a Venezuela. Su esposa se quedó embarazada en Portugal. Ella esperó por tres años hasta que su esposo pudo reunir el dinero suficiente para costear el pasaje de su joven familia.

Una vez reunidos en Venezuela, Manuel continuó con sus planes como comerciante. Mas no siempre le fue bien en los negocios. Lo que no variaba en él era la actitud con la que enfrentaba los vaivenes de la adversidad. Aceptaba los hechos como tal, sin lamentaciones y sin pensar demasiado en lo perdido. “Cada vez que le caía un revés, se levantaba. Nunca le escuché una queja”, recuerda su hija Judite.

Hasta que Manuel dio en el clavo de su talante empresarial y decidió fundar su propio taller mecánico. Lo llamó “El Rey del Silenciador”. Y entonces se dedicó horas interminables a construir las bases de su nuevo sueño, incluso de madrugada y hasta los fines de semana. Valía el sacrificio ahora que todo parecía marchar sobre ruedas. El negocio se convirtió en un referente de la época. Prosperó y dio mayor estabilidad económica a su familia.

“Mi papá siempre me dijo que la familia era lo primero”, recuerda otro de sus hijos, y es más que probable que ese sea el hilo conductor de una vida plena como la de Manuel: haber enfrentado la crudeza de la vida sin amilanarse, pues sabía que una hermosa familia lo esperaba en casa.

Manuel Ribeiro es el padre de mi esposo Luis Manuel Ribeiro. He intentado sintetizar aquí su historia personal, que en realidad tuvo muchos avatares más, pero que en lo sustancial trasluce, entre otros atributos, mucha perseverancia, un carácter de roble y una actitud indoblegable.

“Ha sido un hombre de pocas palabras. Muchas de las cosas que me ha enseñado ha sido a través de su ejemplo. Una de ellas es la importancia de la familia y del trabajo”, sostiene otro de sus hijos. ‘Alito’, como lo llama con cariño su familia, “es mi persona favorita”, confiesa uno de sus nietos.

Hoy, tras décadas de empeño y trabajo arduo, Manuel Ribeiro es un joven octogenario que ha vuelto a su entrañable Isla de Madeira. Cierta nostalgia puebla sus días. Disfruta del compás del mar y de ese sol portugués que le evoca su primera juventud. Se regocija con el mejor paisaje: el cariño de su familia (sus hijos y nietos Judite, Marlon, Luis Manuel, Andrea, Javier, Juan Pablo, Lourdes, Ricardo, Luis Vicente, Luis Santiago, y sus nueras Lissette y Merlíng).

¿Cómo hizo Manuel Ribeiro para lograrlo?

Te comparto cinco puntos que resumen este mensaje:

1. La prioridad debe ser la familia.

2. El trabajo arduo y con un enfoque claro trae frutos en abundancia.

3. La resistencia y no abandonar tus propósitos son claves para alcanzar tus metas.

4. Es importante ahorrar y proyectar el futuro, y tomar riesgos.

5. Es fundamental invertir en tus sueños.

Te dejo este video con una canción sobre la Isla de Madeira, conocida como “Punta del Sol”. Gracias y nos vemos en dos semanas.

https://m.youtube.com/watch?v=DDmf_wFxQHQ

Merling Sapene es experta en manejo de cambio, coaching y responsabilidad social corporativa. También es certificada gerente de proyectos de alto impacto social por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). ha creado el programa “Corazón Migrante” para que los inmigrantes del mundo no vivan las mismas dificultades emocionales que ella padeció, y generar un impacto positivo en su integración. Este proyecto les brindará estrategias para una integración eficaz y plena en su nueva sociedad. Venezolana de origen y fundadora de la organización MSTransition.