Esi Edugyan: de autora sin editor a finalista del Man Booker

Washington Black, la más reciente novela de esta escritora canadiense de origen ghanés, es una de las seis finalistas al prestigioso premio, cuyo ganador se anuncia el domingo. También está entre las favoritas para el Scotiabank Giller Prize. Pero no le fue nada fácil llegar hasta allí.

Por Cynthia Rodríguez

Sin duda Esi Edugyan tiene talento. De otro modo no habría insistido tanto para que alguien leyera el manuscrito de Half-Blood Blues, su segunda novela, que le costó un mundo sacar al mercado porque no encontraba editor. A veces pasa eso en el mundo literario, incluso con autores de calidad comprobada ante los lectores.  

Pero aparte de talento, Esi Edugyan también parece tener suerte. Ella misma ha hablado de eso, de cómo un libro, al final del día, necesita tener suerte. Half-Blood Blues finalmente se publicó y ganó el Scotiabank Giller Prize de 2011, uno de los premios más importantes de Canadá. Y ahora, su siguiente novela, Washington Black, está entre las seis finalistas de la quincuagésima edición del Man Booker Prize, premio en el que compiten autores en lengua inglesa de cualquier nacionalidad, publicados en Reino Unido e Irlanda y cuyo veredicto falla este domingo.

También está entre las finalistas del Scotiabank Giller Prize de este año, que falla en noviembre. Para ella ha sido una sorpresa que Washington llegara tan lejos. Hija de inmigrantes provenientes de Ghana, Edugyan nació en Calgary, en 1978. Su primera novela, The Second Life of Samuel Tyne (2004), relata la vida de un inmigrante ghanés que abandona un cargo gubernamental en Calgary para abrir un taller en un pueblo ficticio de la provincia en la que ella misma creció: las Prairies. La tierra de sus ancestros y el paisaje de su infancia se juntan en esta narración, que fue publicada en su momento por Alfred Knopf y a la que le fue relativamente bien en el mercado.

Sin embargo, cuando llegó la hora de buscarle salida a Half-Blood Blues, las cosas no parecían marchar nada bien. El manuscrito, fruto de su periodo en la residencia de escritores en Stuttgart (Alemania), fue rechazado por numerosas editoriales canadienses, antes de ser finalmente aceptado por Key Porter Books. Pero la pequeña empresa se declaró en bancarrota antes de llegar a la imprenta.

Justo después, el editor Patrick Crean, quien entonces trabajaba para la casa Thomas Allen (una de las que ya había rechazado el texto), decidió darle otro vistazo a Half-Blood Blues. Y la aceptó. Era la última esperanza de Edugyan, pero el final no pudo ser mejor. Hoy en día es además Crean quien publica a la autora en Canadá (ahora en HarperCollins).

Edugyan empezó a escribir Washington Black hace poco más de tres años, cuando su segundo hijo acababa de nacer. Una verdadera proeza, según ella ha contado en algunas entrevistas. Para cuando lo terminó, el pequeño ya iba a la guardería. Era el tercer intento de novela que emprendía luego de dos fallidos que abandonó tras de la publicación de Half-Blood Blues.

Los protagonistas de Edugyan, quien vive actualmente en Victoria, B.C., con su marido (el novelista y poeta Steven Prize) y sus dos niños (de tres y cinco años) suelen ser africanos o descendientes de éstos, radicados en otro lugar en el que siempre son percibidos como extraños. Deben sufrir la discriminación y aprender a sobrevivir estando siempre bajo sospecha, sin importar cuán talentosos sean ni qué momento histórico les haya tocado. Y a veces esa discriminación viene no solo del blanco, sino también de quien una vez fuera coterráneo en el continente de los ancestros. Guardar los talentos en una mochila y correr, parece ser la única vida en relativa libertad que les está permitida, mientras aprenden a convivir con la traición.

Washington Black es un esclavo de 11 años que solo recuerda haber vivido en la misma hacienda azucarera de Barbados, llamada Faith, hasta que un día su suerte cambia drásticamente. El hermano de su amo, apodado Titch, decide tomarlo como asistente. Junto a Titch, Washington dejará la isla, aprenderá una serie de habilidades y descubrirá sus propios talentos, pero también terminará solo en un mundo que no cesa en recordarle que él no pertenece a ninguna parte.  

Por su parte, Half-Blood Blues (Un blues mestizo, en su edición en español, de Alba Editorial) cuenta la historia de un talentoso trompetista de jazz, hijo de una alemana y un senegalés, que debe abandonar Berlín huyendo de los nazis para llegar a París, donde igual termina arrestado y siendo enviado a un campo de concentración.

“Parte de lo que distingue a Edugyan de otros escritores negros canadienses es su voluntad para explorar la suspicacia y la traición que suelen afectar a las comunidades diaspóricas. Mientras una historia colectiva puede unir y conectar a las personas, también puede actuar como una fuerza centrífuga que las destruye”, escribe Donna Bailey Nurse en The Walrus. Una idea que sin duda podemos asociar también a muchas de nuestras respectivas comunidades de inmigrantes alrededor del mundo.

Uno de los temas que le interesan a esta narradora es lo complicado que resulta tratar el tema de las raíces. Descarta la idea de lo que ella llama “un discurso radial” para hablar de la pertenencia a un lugar, porque la pertenencia, según ella, es más complicada que esa visión romántica de “tomarnos todos de las manos”, y plantea un conflicto permanente.

Una buena novela y un buen autor siempre merecen ser premiados. Pero probablemente y sin desmérito del prestigio que dan los premios, lo que más merezcan sea ser publicados y leídos. Al menos esa suerte ya está firmada para la próxima novela de Edugyan, que ha sido contratada por Crean y en la que ella ha empezado ya a trabajar. Porque la suerte puede ser decisiva, pero como dicen, siempre lo mejor es que te pille trabajando.


Cynthia Rodríguez hizo carrera como periodista y editora en varios medios y editoriales en Venezuela antes de mudarse a Montreal, donde reside con su familia desde 2014.