Las recientes quiebras bancarias o casi colapsos en Estados Unidos, la inflación y el aumento de las tasa de interés han puesto en debate la situación del sistema bancario de canadá que, al menos externamente, muestra estabilidad.
Un reciente informe de The New York Times, donde expertos analizan esta situación, ofrece las siguientes conclusiones:
La banca canadiense nunca evolucionó como la de Estados Unidos, donde la banca se distribuye entre una gran cantidad de bancos pequeños. En Canadá hay seis grandes bancos. Estos poseen el 90 por ciento de los depósitos en el país, lo que les proporciona un flujo constante de dinero a un costo relativamente bajo para prestar o invertir. Ese predominio también significa que los canadienses que compran encuentran poca diferencia en las tarifas o las tasas de interés.
En los Estados Unidos, el banco central administra la economía y es el regulador de la industria financiera. Aquí, el Banco de Canadá solo se ocupa de la política monetaria, dejando que la Oficina del Superintendente de Instituciones Financieras establezca y haga cumplir las reglas bancarias. Se puede decir que esta separación permite una supervisión más rigurosa.
Solo los bancos más grandes de EE. UU. están obligados a mantener efectivo disponible para tranquilizar a los depositantes, un problema con el colapso de Silicon Valley Bank, en niveles similares a los que los reguladores exigen a los seis grandes bancos de Canadá.
Los bancos del país siguen estando fuertemente involucrados en la industria del petróleo y el gas al mismo tiempo que el gobierno está tratando de avanzar en un ambicioso programa para reducir el cambio climático. Bajo este enfoque de seguridad de los bancos, esto sofoca la innovación, según expertos.
Más información en The New York Times.