Por Vilma Filici
Durante las últimas semanas la noticia más importante ha sido sin duda la guerra en Ucrania, y con ella, los hasta el momento más de dos millones de personas desplazadas, de las cuales muchas están buscando refugio en diversos países del mundo.
Canadá ha dicho presente desde el inicio del conflicto y está implementando programas de ayuda para los refugiados que deseen asentarse en el país. El ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, Sean Fraser, anunció que el gobierno federal ha creado dos nuevos caminos para que los ucranianos que huyen de su país vengan a Canadá. Por un lado, ha creado una nueva categoría de visa que permitirá que un número ilimitado venga a vivir, trabajar o estudiar aquí hasta dos años, y tendrán un permiso abierto de trabajo o estudio y los empleadores tendrán la libertad de contratar tantos ucranianos como deseen.
También, el gobierno federal está eliminando la mayoría de los requisitos típicos para obtener visa, pero los solicitantes aún deberán proporcionar datos biométricos y someterse a un proceso de verificación de antecedentes antes de partir hacia Canadá.
Por otro lado, también está introduciendo un “camino acelerado” hacia la residencia permanente para los ucranianos con familia en Canadá, el cual abarcará un “círculo más amplio de miembros de la familia” que podrán ser patrocinados para venir a vivir a Canadá de forma más permanente, explicó el ministro.
Es sumamente loable lo que hace el gobierno canadiense con los refugiados debido a la guerra en Ucrania, y espero que de ahora en adelante sean aplicadas esas mismas medidas con los refugiados que resulten de futuros conflictos armados, ya que hasta la fecha la ayuda de Canadá no ha sido tan dadivosa, por ejemplo, con los refugiados afganos, iraquíes y venezolanos, por mencionar los más recientes.
Hay que recordar que Canadá se formó como país hace ya más de 154 años, y ha sido tradicionalmente receptor de inmigrantes y refugiados, quienes han ayudado a crear y a mantener a este gran país. Históricamente sabemos que las vías de los trenes fueron construidas por inmigrantes de China, de la India, por italianos y más, y que la construcción en general del país fue hecha por inmigrantes.
Durante la pandemia se ha visto más que nunca la necesidad del inmigrante en las industrias más importantes del país, y me refiero a la agricultura que se ha visto afectada por la falta de mano de obra, así como en muchas otras industrias a través del país a las cuales, debido a la emergencia sanitaria, los trabajadores extranjeros no habían podido llegar.
Generalmente no se le ha dado mucha importancia a los inmigrantes que trabajan en las áreas menos calificadas de la sociedad, por decirlo de algún modo, ni tampoco a los inmigrantes más vulnerables, como es el caso de los trabajadores agrícolas o quienes trabajan en el cuidado de enfermos y ancianos y de niños.
Sin embargo, esta pandemia ha puesto en el escaparate a estos grupos, y no solamente en los trabajos en sí, sino también que han despertado finalmente el interés del gobierno, de diversas instituciones y la sociedad civil.
De hecho, el año pasado fue publicado un informe del Centro de Estudios y de Estándar de Vida, en el que se destaca que los inmigrantes que han llegado al país en los últimos años son personas con un nivel académico elevado, muchísimo más alto que los canadienses nacidos en Canadá. Son más jóvenes y son una fuerza muy importante para la economía canadiense.
Esto no es casualidad, ya que desde hace décadas Canadá está seleccionando a los mejores y a los más brillantes inmigrantes del mundo, y cuando miramos los programas económicos vemos que se le está dando preferencia a las personas más jóvenes y con más estudio y preparación en los idiomas inglés y francés. En este sentido, la llegada de este tipo de inmigrantes es el resultado de la selección que hace el gobierno con respecto a la inmigración.
Por otro lado, también vemos la misma estrategia con respecto a los refugiados, no con los que llegan directamente a Canadá a pedir refugio, sino con los refugiados que son seleccionados por el gobierno canadiense como los sirios y los yemeníes, y en estos momentos con los refugiados ucranianos. Cuando el gobierno selecciona a estos inmigrantes evalúa el componente de persecución y el posible riesgo que corre la persona en su país de origen si es regresada a este, pero, de igual forma, también evalúa la posibilidad de que esta persona pueda establecerse económicamente en Canadá. Es decir, a este tipo de refugiados también se les selecciona basándose en el nivel de estudios, en la edad, en la experiencia laboral, en los conocimientos de los idiomas inglés y francés, etc. Es por eso por lo que muchos de los refugiados sirios que llegaron últimamente ya se han establecido, y en algunos casos han creado empresas en las que dan trabajo a ciudadanos y residentes canadienses.
Pero hay que reconocer que, desde inicios del siglo pasado, Canadá ha sido y continúa siendo un ejemplo a nivel mundial en cuanto a la recepción de desplazados y refugiados, un país que ha demostrado innumerables veces su naturaleza humanitaria.
Entonces, a la luz del reporte publicado, es importante tener en cuenta lo que plantean los resultados, pero es clave también notar que estos son consecuencia de la estrategia que ha estado usando Canadá en los últimos años en relación con la inmigración que proviene de prácticamente todo el mundo.
Obviamente que el hecho de que la mayoría de los inmigrantes que llegan al país son jóvenes también es parte de la estrategia, porque ha sido diseñada para combatir el envejecimiento de la población dado el alto número de adultos mayores que tiene Canadá, y para fortalecer la economía por medio de los nuevos profesionales y trabajadores.
Pero no todo es color rosa. El reporte también dice que estos inmigrantes más educados y con mejor nivel económico que los canadienses nacidos en el país todavía están ganando mucho menos que los nacidos aquí en Canadá, y esto se debe a que aún hay mucho por hacer en términos de discriminación por parte de ciertos empleadores hacia los inmigrantes, y de que el inmigrante inicialmente tiene unas redes de contacto mucho más débiles que los canadienses nacidos en el país, así como también porque puede haber barreras de idioma. Sin embargo, en general, el inmigrante está mucho mejor ubicado en términos de empleo en sus áreas de trabajo que el nativo canadiense.
Vilma Filici, presidenta de Filici Immigration Services, es profesora de leyes de inmigración y refugio en Seneca College Toronto, y asesora en materia de inmigración para diversas organizaciones comunitarias. Escribe sobre asuntos migratorios en varios medios hispanos de Toronto y es fuente de información para, entre otros, los diarios Toronto Star y Toronto Sun, y las emisoras Radio Canadá y CBC.