Este 8 y 9 de marzo la Orchestre classique de Montréal estrena la famosa ópera dramática con el tenor mexicano Ernesto Ramírez y la mezzosoprano canadiense Julie Nesrallah en roles principales. El tenor hispano interpretará al célebre personaje de “Don José”.
Por César Salvatierra
Los clásicos nunca se van. Y si lo hacen vuelven oportunamente para recordarnos lo que oprime, conmueve e impulsa el corazón de los hombres: el amor, el desamor, la ambición, el desaliento, los celos… Desde su sitial en el olimpo, la ópera dramática “Carmen” retorna a los escenarios de Montreal con la Orchestre classique de Montréal, dirigida por el maestro Boris Brott.
Esta vez “Carmen” será interpretada por la mezzosoprano canadiense Julie Nesrallah que ha sido parte de las principales compañías de ópera, sinfonías, festivales de Canadá y del mundo. El coprotagonista de la ópera posee raíces hispanas. El papel de “Don José” será interpretado por el reconocido tenor mexicano Ernesto Ramírez que tiene un curtido repertorio en diversos escenarios. Ha prestado su voz a varias figuras líricas de la ópera clásica como Pinkerton en Madame Butterfly, Nemorino en L’Elisir d’amore con la Canadian Opera Company’s, o Stefano en Filumena con la Ópera de Calgary, entre otros.
“Carmen” musicalizada por el compositor francés Georges Bizet, está ambientada en Sevilla del siglo XIX. La ópera narra, en parte, la historia de una atractiva gitana apasionada y su relación con “Don José”, un cabo que se enamora perdidamente de ella. La trama tiene un final trágico motivado por los celos de “Don José”. El tenor Ernesto Ramírez ya conoce muy bien a este personaje.
— La primera vez que me preparé, partitura en mano y sin previo estudio para un personaje fue con “Don José”. En el 2018 recibí la llamada urgente de Julie Nesrallah contándome que el tenor encargado de asumir el papel no podía hacerlo. Faltaban pocos días para el estreno de “Carmen”. Pero, nota a nota, fui encontrándome “Don José”, que es digamos la ingenuidad. Mientras que Carmen representa la tentación; Mireille, la pereza y Escamillo, el ego. Cada personaje teje esta gran obra — recuerda el tenor.
Ernesto Ramirez, de 43 años, radica en Ontario con su familia. Su voz es descrita en los medios especializados como maravillosamente fluida y de notas altas, de suave y matizado lirismo.
— Cada voz tiene un color distinto, esa es la belleza del canto — acota Ernesto, que sabe bien que en colores y sonidos los matices los define el tiempo.
El tenor mexicano se inició en serio en la música como clarinetista de la Universidad de Guadalajara. ¿En qué se parece un clarinetista a un tenor del bello canto? En que ambos necesitan desarrollar la respiración para mantener el ritmo de una partitura. En sus inicios musicales Ernesto recibió los decisivos consejos de Charles Nath, profesor de Colorado, Estados Unidos:
— Las clases de canto te darán mayor capacidad, Ernesto. Estudia idiomas que te abrirán puertas — le sugirió el maestro.
Pero las primeras puertas fueron en realidad ventanas de mujeres enamoradas que se abrían de par en par:
— Mis amigos me llevaban para llevar serenata a sus novias. Luego algunos contratos en salas me aportaron un poco de dinero. El canto se hizo cada vez más interesante. Decidí seguir ese camino. Después de Guadalajara me trasladé al Distrito Federal para tomar cursos particulares con Oscar Samano, un barítono mexicano de amplia experiencia en México, Europa y Estados Unidos, quien me dijo: “La voz cambia con el tiempo, ¡trabájala!” — recuerda Ernesto.
Los personajes que ha interpretado en todo este tiempo enrumbaron de algún modo la carrera del tenor hispano. Su maestro tuvo razón:
— ¡Y cuánta razón! Sí, la voz cambia con el tiempo, y uno también. La carrera de un cantante conlleva a muchos viajes, y despedirse de amigos y amores. Ahora, a mis 43, me siento realizado. Los ejercicios de respiración los practico en casa junto a mi esposa, que también es cantante, y disfruto de mis dos hijas.
— ¿Ernesto, y cómo decide si acepta o no un papel?
— Antes de decidir tomar un personaje, me sumerjo en sus sentimientos, lo examino y descubro, poco a poco, lo similar que somos, me revelo en él, y entonces el canto se vuelve auténtico.
Siguiendo esa interpretación, ¿qué detalles de “Don José” habitarán dentro de Ernesto Ramírez? ¿Qué rasgos de “Don José” tenemos cada uno de nosotros?
En la ópera, la cumbre del personaje de “Don José” se sostiene en el aria “La fleur que tu m’avais jetée” [“La flor que me lanzaste”]. Es la confesión del amor desgarrado que hace este personaje a la hermosa “Carmen”. Ella lo observa conmovida desde el claroscuro de la habitación. Nos conmovemos todos por la expresión de sus sentimientos, por mostrarnos su intimidad, por su ingenuidad de soldado y amante dispuesto a todo. Con esta aria “Don José” nos presagia el trágico final.
“Carmen” se presentará el martes 8 y miércoles 9 de marzo a las 7:30 p.m. Puede adquirir sus boletos aquí 👇