Por Vilma Filici
La semana pasada, mientras estaba en el programa de radio de Ondas Hispanas, alguien me hizo una pregunta que realmente me tomó por sorpresa: ¿cuáles son los beneficios de solicitar la residencia permanente siendo persona protegida? Aunque siempre aconsejo a quienes me consultan que apliquen a la residencia permanente lo antes posible, me sorprendió porque suelo dar por sentado que la obtención de la residencia permanente es el camino natural a seguir después de haber sido aceptado como persona protegida (refugiado).
No solemos detenernos a reflexionar profundamente sobre todos los beneficios de esta transición y las posibles consecuencias negativas de no hacerlo. Es por ello por lo que, gracias a esta pregunta, me he sentado a elaborar una lista de motivos en este sentido. Aquí la comparto.
Comencemos aclarando cuál es el concepto de persona protegida en Canadá. Una persona protegida en Canadá es un individuo que ha sido reconocido por el Consejo de Inmigración y Refugiados de Canadá (Immigration and Refugee Board, IRB) o por Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá (Immigration, Refugees and Citizenship Canada, IRCC) como alguien que necesita protección.
Este estatus puede ser otorgado a quienes califican como Refugiados por Convención, es decir, personas que tienen un temor bien fundado de persecución en su país de origen debido a su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social particular (como la comunidad LGBTQ+o por genero) o por sus opiniones políticas, lo que les impide regresar a su país.
Además, también pueden ser consideradas personas protegidas aquellas que, aunque no cumplan con la definición de Refugiado por Convención, están en riesgo de sufrir tortura, amenazas a su vida o tratos crueles e inusuales si regresan a su país de origen.
Una vez que alguien es reconocido como persona protegida, no puede, en principio, ser deportado a su país de origen y tiene derecho a permanecer en Canadá. Asimismo, puede solicitar la residencia permanente.
Una vez consideradas personas protegidas por el IRB, no es obligatorio transitar hacia la residencia permanente. Ahora bien, ¿por qué se recomienda?
El primer y más importante motivo es que uno de los principales beneficios de ser persona protegida es la posibilidad de obtener la residencia permanente, lo que otorga mayor seguridad y estabilidad.
Al igual que el estatus de persona protegida, la residencia permanente otorga el derecho a permanecer en Canadá indefinidamente, pero la persona puede ser regresada a su país de origen si la situación en su país cambia y puede regresar y estar a salvo. Sin embargo, con la residencia permanente ya no existe el riesgo de perder el estatus como persona protegida por este motivo.
En este sentido, es importante tener en cuenta que el IRB puede emitir una orden de cesación si determina que una persona ya no necesita protección como refugiado. Esta orden generalmente se inicia mediante una solicitud presentada por el Ministro de Inmigración Refugiados y Ciudadanía o el Ministro de Seguridad Pública. El proceso de cesación se activa cuando el Ministro considera que una persona protegida ya no necesita protección porque su situación o la de su país ha cambiado y ya no está en riesgo si regresa a su país de origen.
Otro elemento importante es que, al aplicar a la residencia permanente, se pueden incluir a familiares dependientes en la solicitud, aunque estos no sean personas protegidas o no se encuentren en Canadá. Ya siendo residente permanente, es posible patrocinar a familiares que, siendo considerados pertenecientes a la familia nuclear, inicialmente no hayan sido incluidos en la solicitud, pero posteriormente se pretenda traerlos a vivir a Canadá y obtengan residencia permanente, lo que facilita la reunificación familiar.
Siguiendo la línea de los beneficios, es importante mencionar el derecho a trabajar y estudiar en Canadá. Si se es persona protegida, es necesario obtener un permiso de estudio y/o trabajo para realizar estas actividades. Estos permisos son temporales y deben renovarse constantemente antes de su vencimiento para continuar estudiando o trabajando. Como residente permanente, se puede trabajar y estudiar en Canadá sin necesidad de un permiso adicional. Esto ofrece mayor flexibilidad y oportunidades en el mercado laboral y en el sistema educativo y ahorra el dinero que se debe pagar por los aranceles para la tramitación de los permisos.
Entre los motivos por los cuales es beneficioso obtener la residencia permanente, también se destacan los viajes al exterior. Como persona protegida, no se puede solicitar un pasaporte del país de origen, incluso si no se tiene pensado viajar allí. Si se solicita un pasaporte del país de origen, la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (Canada Border Services Agency, CBSA) puede presentar una solicitud para cancelar el estatus de persona protegida.
Para viajar fuera de Canadá, es necesario solicitar un Documento de Viaje para Personas Protegidas. Este documento cumple la función de un pasaporte y se utiliza para cada viaje como tal. No obstante, no todos los países aceptan el Documento de Viaje para Personas Protegidas emitido por Canadá. Aunque este documento permite a las personas protegidas viajar fuera de Canadá, la aceptación de este depende de las políticas de inmigración de cada país.
Algunos países permiten la entrada con este documento, mientras que otros requieren un visado adicional o pueden no aceptarlo en absoluto. Además, ciertos países imponen restricciones específicas a los titulares de un Documento de Viaje para Refugiados.
Es importante destacar que no se puede utilizar el Documento de Viaje para regresar al país de origen o al país donde se enfrentó persecución, ya que esto podría comprometer el estatus de protección en Canadá.
Antes de viajar, es recomendable verificar los requisitos de entrada del país de destino y, si es necesario, obtener los visados correspondientes. Una vez se es residente permanente de Canadá, aún es necesario el Documento de Viaje para Personas Protegidas.
Pero antes de preguntarse por qué se señala esto al hablar de los beneficios de obtener la residencia permanente, es necesario destacar el último y más importante de todos los beneficios: el camino hacia la obtención de la ciudadanía canadiense.
Para aplicar a la ciudadanía canadiense, primero es necesario ser residente permanente.
Después de obtener la residencia permanente, se puede eventualmente solicitar la ciudadanía canadiense. Obtener la ciudadanía canadiense ofrece beneficios significativos que van más allá de los derechos de los residentes permanentes. Los ciudadanos canadienses tienen acceso al pasaporte canadiense, lo que facilita los viajes internacionales.
Además, disfrutan de mayor protección legal, ya que no pueden ser deportados, incluso en caso de cometer un delito, a menos que su ciudadanía haya sido obtenida mediante fraude. Asimismo, la ciudadanía no requiere renovación, como sucede con la residencia permanente, lo que brinda estabilidad a largo plazo.
Los ciudadanos canadienses también tienen el derecho a votar y postularse para cargos públicos, lo que les permite participar plenamente en la vida política del país. También tienen acceso a más oportunidades laborales, ya que ciertos empleos gubernamentales y puestos de seguridad solo están disponibles para los ciudadanos. Otros beneficios incluyen la protección consular en el extranjero, la capacidad de transmitir la ciudadanía a sus hijos nacidos fuera de Canadá y la libertad de vivir o trabajar en el extranjero sin perder el estatus canadiense. Al ser ciudadanos y estar fuera de Canadá, si hay un problema que lo pone en riesgo, el gobierno canadiense se preocupará de repatriarlo, como en el caso de los ciudadanos canadienses que en estos momentos se encuentran en el Líbano.
En conclusión, obtener la residencia permanente es un paso crucial para las personas protegidas en Canadá, ya que garantiza estabilidad, seguridad y acceso a derechos adicionales que fortalecen su integración en el país. Aunque el estatus de persona protegida ofrece protección temporal, la residencia permanente brinda la tranquilidad de poder permanecer indefinidamente en Canadá, acceder a más beneficios y oportunidades, y dar el primer paso hacia la ciudadanía. Este proceso no solo otorga seguridad a nivel personal y legal, sino que también permite aprovechar al máximo las ventajas de vivir y contribuir en una sociedad inclusiva como la canadiense.