La fe también arraiga en Montreal. Los templos católicos de Quebec languidecen y los feligreses se vuelven escasos. Ocurre en todo Canadá y Quebec no está exenta. Sin embargo, algunas pocas iglesias lo hacen mejor y una es preferida por los inmigrantes.
Por Dino Rozenberg
Es bastante conocido que la iglesia Católica tuvo un gran retroceso en los años sesenta por lo que en Canadá se llamó la Revolución Tranquila. La llegada de ideas modernas e incluyentes, y cambios importantes en la cultura, desplazaron a los líderes conservadores y aceleraron el proceso de secularización.
El fenómeno se ha mantenido debido a diferentes factores, incluyendo el envejecimiento de la población. Los censos de Canadá, citados por la revista Catholic World Report, señalan que el número de católicos ha disminuido en casi dos millones en los últimos 10 años. Ahora, las personas no afiliadas a una religión superan en número a los católicos. Para 2021 la población católica era de 10.9 millones y representaba 29.9% de la población (en 2011 eran 12.8 millones, 38.7% de la población).
Según Statistics Canadá, en Quebec, una provincia con mayoría católica, el número de fieles también disminuyó: en 2011 74.7% de los residentes se declararon católicos, cifra que se redujo a 53.8% en 2021.
No es casual que iglesias se hayan quedado medio vacías, y muchas están cerradas o han sido convertidas para otros usos civiles o culturales.
Salvo una. ¿Milagro? No necesariamente. Es la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe –Notre Dame para los francófonos–, sobre la avenida Ontario, en Ville Marie: cada domingo, para las misas de las 11 de la mañana y la una de la tarde, recibe decenas de residentes y migrantes, sobre todo mexicanos y de Latinoamérica. Su venerada imagen está precisamente al costado izquierdo del altar mayor, y nunca le falta una vela encendida.
Los católicos guadalupanos llegan a escuchar la misa en español y a dejarse envolver por la atmósfera de este enorme templo y la compañía de sus paisanos. No solo eso. Cuando los fieles ya se dieron la paz y concluyó el rito de la comunión, todavía quedan pendientes los anuncios parroquiales y las recomendaciones a la comunidad. En septiembre pasado, por ejemplo, estuvieron los cónsules para festejar la independencia de México y países de Centroamérica.
Ahí mismo está la sede de la Misión Católica Latinoamericana de Nuestra Señora de Guadalupe, o simplemente Misión Guadalupe, que desde hace muchos años sirve de apoyo, consuelo y orientación para los migrantes. Muchos de ellos aprovechan la visita para gestionar documentos, programar bautizos y primeras comuniones, y hasta informarse sobre oportunidades laborales.
Rosas de invierno en el Tepeyac
La Virgen de Guadalupe es una imagen de María que, según la tradición católica, se apareció en cuatro ocasiones a San Juan Diego en el cerro del Tepeyac, en el norte de la Ciudad de México, en el año 1531. En ese lugar se encuentra ahora la Basílica de su advocación.
En la última aparición María pidió al indígena que llevara al obispo unas rosas –era raro tenerlas en invierno–, como prueba de su presencia. Al desplegar el manto donde había recogido las flores, se reveló la imagen de la Virgen con rasgos mestizos y vestida con un manto azul estrellado.
La madre y patrona de América
Muchas razones explican que la Virgen de Guadalupe sea una figura tan importante para la historia y la cultura de la región, y que sea venerada como la patrona de México y de las Américas. Su piel es morena y no blanca como en las apariciones europeas, y los pueblos mestizos se identificaron muy pronto con ella.
La imagen se convirtió en un lazo de unidad entre los pueblos indígenas y los españoles. La Virgen fue vista como una protectora de los oprimidos y una mediadora entre el cielo y la tierra. Su culto se extendió por todo el territorio mexicano, llegando a otros países de América Latina. Se la venera como patrona y madre debido a su imagen cercana y compasiva.
La influencia social de la Virgen de Guadalupe se refleja en la devoción que le profesan millones de fieles que cada año acuden a su santuario en la Basílica de Guadalupe, o que celebran su fiesta el 12 de diciembre con misas, procesiones, danzas, cantos y ofrendas. Su imagen también está presente en muchos hogares, escuelas, negocios y lugares públicos, donde se le rinde homenaje o se le pide protección.
El fenómeno guadalupano también adquirió un contenido político, y su imagen ha sido abanderada en importantes movimientos sociales, empezando por la Independencia de México, la Reforma, la Revolución Mexicana y el movimiento zapatista.
El fenómeno guadalupano es un entrelazamiento de aspectos religiosos y sociales. A lo largo de los siglos ha modelado la identidad de México y América Latina, y ha sido un factor clave en la forma en que las comunidades comprenden su historia, fe e interacción cultural.
Más información:
- Misión Guadalupe: https://misionguadalupe.org/
- Basílica de Guadalupe en México: https://virgendeguadalupe.org.mx/