Por Dino Rozenberg
Los latinoamericanos tenemos una relación ambivalente con la pirotecnia. Cohetes, petardos, rompe portones y luces voladoras forman parte de celebraciones civiles y religiosas, y en algunos casos son la pieza central de la diversión. Son infaltables en el Carnaval y en fiestas civiles y religiosas, donde se queman desde inocentes buscapiés hasta los elaborados “toritos” de las fiestas patronales, en México y Guatemala. Es una elaborada armadura de madera, que un valiente se pone encima para corretear a la multitud echando chispas.
Al mismo tiempo, y para evitar los accidentes y tragedias, autoridades trabajan para prohibir la venta y distribución de la pirotecnia clandestina y de manufactura casera. Es mejor dejar que estos materiales los manejen los profesionales.
En Canadá, donde se reúnen culturas y se celebran tradiciones de todo el mundo, los fuegos artificiales forman parte de la diversión veraniega en muchas ciudades durante julio y agosto, en particular en Québec y Vancouver, donde se encienden desde un pontón en la English Bay.
En Montréal se pueden ver desde el puerto y en las inmediaciones de La Ronde y el parque Jean Drapeau. Quienes quieran rememorar los festivos espectáculos nocturnos de sus propios países, pueden llevar a sus familias y consentirse con media hora de luces y bombazos a la sombra del puente Jacques Cartier. Los shows se presentan todos los jueves a las 10 de la noche, hasta el 10 de agosto inclusive. Cada presentación tiene una temática musical y es presentada por pirotécnicos de diferentes países, como Estados Unidos, Bélgica y Finlandia. La última función está dedicada a celebrar a la banda de rock Metallica.
Québec: https://lesgrandsfeux.com/en
Montréal: https://www.laronde.com/larondefr/linternational-des-feux/program
Vancouver: https://hondacelebrationoflight.com/
