Hay una gran preocupación por el bajo nivel educativo de gran parte de los mexicanos en el extranjero. Para darles oportunidades profesionales y de certificación se ha creado el CIESDEMEX, un consorcio de instituciones de educación superior para los mexicanos en el exterior. Una alianza inédita que reúne a 43 universidades mexicanas y a las autoridades educativas de 22 estados, y que puede servir de ejemplo para otros países latinoamericanos.
Por Alejandro Estivill, Cónsul General de México en Montreal
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Uno de los mayores desafíos para cualquier nación es atender los retos educativos de su población, y en especial de su población en el extranjero. El desafío hacia la educación migrante es simplemente mayúsculo. Si bien quien se aventura a la vida en otro país está inmerso en un espíritu emprendedor encomiable, el cual permite con extraordinaria frecuencia sobrepasar una suerte muy amplia de obstáculos, sus desventajas como migrante son mayúsculas; tan solo imaginarlas invita al desmayo, y provienen de todo tipo de limitaciones por razones culturales, de idioma, de discriminación y, sin duda, por la propia necesidad económica que generalmente subyace como el lamentable detonador de la misma decisión de ir a otro país.
Durante décadas, un país como México, que tiene alrededor de 12 millones de sus habitantes fuera de su territorio (hablo de población mexicana de primera generación, porque la cifra supera los 40 millones hablando de segunda y tercera generación), ha diagnosticado certeramente las debilidades de su éxodo: población más afectada que cualquier otra por problemas de salud (diabetes y mala alimentación), por reducidas oportunidades de trabajo bien remunerado y, sobre todo, por menores índices de desarrollo educativo en todos los niveles.
Un estudio del Pew Research Center establece que los mexicanos en EUA tienen el porcentaje más preocupante (54%) de población con nivel educativo bajo (estudios menores a un grado de preparatoria) y solo 7% de gente con grado universitario. Es el peor índice entre todas las comunidades del crisol migrante en ese país, superados incluso por los centroamericanos (47% de población poco educada y 11% de graduados). No digamos la comparación con las poblaciones con origen en el sudeste asiático donde sólo 10% carece de estudios y 71% tiene grado universitario.
El diagnóstico, aunque rotundo, no ha sido suficiente para avanzar hacia una solución; por lo que en días recientes se detonó un proceso único, sin paralelo en el pasado, conocido como CIESDEMEX (Consorcio de Instituciones de Educación Superior para el Desarrollo de las personas mexicanas en el Exterior). La Cancillería mexicana se coloca con un sentido de vanguardia para atajar una situación de vulnerabilidad y convertirla, por el contrario, en un abanico de oportunidades. Quizá incentivado por la revolución tecnológica actual y acelerado por las necesidades de comunicación y trabajo educativo a distancia que motivó la pandemia del COVID 19, este consorcio se significa en una serie de acciones creativas que otorgan a los mexicanos, más allá de las fronteras –y eso incluye también a quienes estén en Canadá—, oportunidades educativas en muchas áreas y direcciones.
La acción convoca la participación de 43 universidades mexicanas y a las autoridades educativas de 22 estados: incorpora instituciones por igual autónomas, públicas y privadas, y establece el compromiso de lanzar productos accesibles para que un mexicano desde otro país (evidentemente la vasta mayoría está en Estados Unidos y el acercamiento a esas comunidades es más llamativo), acceda a servicios educativos a la distancia, sobre la base indispensable de una gran plataforma digital inteligente que permite la gestión de todo este conjunto de programas educativos.
Pero más importante que esta plataforma está la estructuración de una gama de procesos de certificación y reconocimiento de habilidades que va en doble vía: que lo aprendido desde los programas que ofrecen estas instituciones mexicanas contribuya a su competitividad en los complejos mercados laborales que enfrentan en el extranjero –claro—. Pero que, igualmente importante, sus habilidades adquiridas en el extranjero tengan valor en México en la eventualidad de su retorno al país. Un desafío igualmente importante para México es ofrecer un espacio adecuado para el desarrollo de quien regresa; y qué mejor que hacerlo valorando experiencias y habilidades adquiridas, y que el país por igual necesita. A todo ello se suma lo que el consorcio impulsará en materia de investigación y publicaciones, vinculación y difusión de la cultura, cooperación académica y movilidad (presencial y virtual), siempre buscando ampliar oportunidades para el migrante.
El consorcio, lanzado con toda energía por el propio canciller de México, Marcel Ebrard, es promovido por el Instituto de los Mexicanos en el Exterior en colaboración con la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, la Universidad de Guadalajara y esta amplia gama de instituciones. Hay sin duda una gran demanda de servicios educativos para nuestras comunidades mexicanas en EUA y en otros países. Son los latinos, más que cualquier otro grupo, los que quieren superarse. La historia no es diferente en Canadá y ello hace valioso este esfuerzo en toda geografía.
La flexibilidad de un consorcio de esta naturaleza es clave al comprender el desafío de la población migrante: se orienta tanto al posgrado como al curso corto, a la formación y reconocimiento en destrezas como idiomas, tecnología y aspectos de la vida que involucran lo cultural, la capacidad de adaptación y la comprensión de otras formas de trabajo y producción.
Por el momento, no sólo contará con lo que en su seno impulsan las instituciones convocadas, sino también con el complemento de cinco mil organizaciones aliadas en la materia con las que se cuenta en la Unión Americana y a la que esperamos sumar entidades canadienses por igual. Y cuando se piensa en Canadá surge por igual el apetito por pensar en lo mucho que podrán aportar la enorme cantidad de profesionistas y postgraduados (1.5 millones de profesionistas y 300 mil posgraduados mexicanos en total residen en el extranjero, distribuidos en al menos 50 países de todos los continentes, aunque en su mayoría se concentran en EUA). Cantidad que se ha incrementado notablemente en años recientes.
Pues bien, la apuesta para que este nuevo consorcio trabaje con igual energía hacia los mexicanos en Canadá representa, sin duda, una gran oportunidad de éxito para todos. Esteremos listos para aprovecharlo.
Alejandro Estivill es diplomático de carrera del Servicio Exterior de México, con el rango de Embajador. Se ha desempeñado principalmente en América del Norte, y en las áreas de cultura y asuntos consulares. Es escritor y ha publicado las novelas El hombre bajo la piel, Alfil, los tres pecados del elefante, premio AKRÓN novela negra 2019. Es promotor cultural y especialista en lingüística e intercambio cultural internacional.