Talento y versatilidad son dos elementos claves para los artífices del arte urbano. Monk.e es parte de esa casta. Su arte se ha plasmado en varias partes del mundo, incluso en México, donde encontró un sentimiento especial de liberación.
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Por Alexis Lapointe
“Una conexión esencial y una gran enseñanza”. Así resume el artista Monk.e su relación con México. “Es uno de los países más importantes para el muralismo en el plano internacional”, sostiene.
En Quebec, desde hace un año y luego de distintas experiencias internacionales, el artista de Drummondville hizo de la crisis sanitaria una ocasión para incursionar plenamente en la escena local. Más allá de un estilo que él ha establecido desde hace años en medio de clandestinas noches como grafitero, Monk.e – la e es de energía, precisa el artista – se afirma como un ser auténtico que maneja con maestría los filos del sable poético, del spoken word al hip hop.
Nuevas pinturas presentadas en el marco de una exposición individual en la Galería L’Original de la calle St-Paul, así como durante el evento Divina Dali: murales deslumbrantes de evocación social, hacen eco de temas tan candentes como el antirracismo. Actuaciones de freestyle, que pasan del francés al español en eventos como Cypherology, en el parque Girouard dan cuenta de su talento. Ahora prepara un álbum con el colectivo musical Chromaship, que anima con artistas como SpectraX.
Ciertamente, el artista hace un regreso enérgico a Montreal en 2021.
Ometéotl
Hace unos quince años Monk.e descubrió México. Fue en un llamativo encuentro que tuvo en un espacio llamado Ociel. Durante su estancia en Montreal, un artista especialmente emblemático de la música reggae de raíz latinoamericana se acercó al micrófono en un espectáculo de poesía en este espacio de la calle Saint-Jacques.
Era Lengualerta. Unos meses después, Monk.e le acompañaría como artista de hip hop en una gira por todo México. “La gira se hizo con un espíritu de concientización”, dice. “Quería volver y educar a los canadienses sobre el karma que están recibiendo de la neocolonización y la minería en el mundo.”
El recorrido comenzaría en el desierto de Wirikuta, un territorio habitado por indígenas de ascendencia huichol. Una de las empresas más controvertidas que opera en los territorios considerados sagrados en este desierto de la Sierra Norte es First Majestic Silver, una mina de plata con sede en Vancouver.
“Hice una ceremonia de peyote con los huicholes el Día de Muertos”, dice Monk.e. “Esa fue mi introducción al país, escuchando a la gente abrir y cerrar cada discurso diciendo Ometéotl. Esta palabra en lengua náhuatl tiene un profundo significado, que evoca tanto el final como el principio. El duelo y el umbral. Dos días después, me enteré de que iba a hacer mi primer espectáculo en un festival llamado Ometéotl”, dice. Allí conoció a una joven que se convertiría en su esposa seis meses después.
Durante años, Monk.e ha vivido en México. Hasta la fecha, ha realizado 19 giras como artista visual, cantante e intérprete. “He tenido la oportunidad de pintar y rapear en más de la mitad de los 32 estados de México. Por supuesto, mi español viene de allí”, explica.
En Montreal, este idioma también le abrió nuevos horizontes. Participó en un espectáculo musical del Cirque du Soleil, que dio lugar a un colectivo llamado Amérythmes.
La iniciativa reúne a artistas que hoy son nombres imprescindibles en la escena latina de Montreal: Chele, que fundó entonces Sonido Pesao, el prolífico Baby K y Esméralda Súmar, vocalista que ahora colabora con Samian, entre otros.
“Hicimos varios eventos en Quebec, México y luego una gira con Rila Beats y Lunático en Perú. Todos son episodios de verdadero valor histórico, ya que están en las raíces de la actual escena latina de Montreal.”
En México, Monk.e está aprendiendo y practicando activamente el arte mural. Un centenar de murales en todo el país llevan su firma. “Considero que el arte visual es mi primer lenguaje”, señala el artista. De un idioma, una disciplina o un lugar a otro, valora esa misma conciencia social que es el tema de su primera gira mexicana con Lengualerta.
“Trabajo con la comunidad”, dice el grafitero y muralista. “La pintura me permite mostrar cómo la neocolonización o la corrupción, por ejemplo, se apoderan del corazón humano, así que practico mi arte como una guerra espiritual. Una guerra de liberación, de “karma decolonial”, indicó Monk.e en el podcast de Onzmtl.
“Creo que es posible reinvertir los privilegios de uno para el bien común, como hizo Diego Rivera”, expresa. Un adecuado guiño a un pionero del muralismo mexicano, conocido tanto por el alcance revolucionario de sus frescos como por su éxito entre magnates financieros como John D. Rockefeller en Nueva York.
La icónica pareja de Frida y Diego sigue siendo simbólica para Monk.e. “Frida representa muy bien a este gran país”, afirma. “Su identidad se ha convertido en un arquetipo de la belleza de México”.
