Pasapalos, la empresa de aperitivos hecha por inmigrantes en la pandemia

Las hermanas Oriana y Gaby Sibulo, hispanacanadienses creadoras de Pasapalos (foto: Facebook).
Fue fundada en Montreal por la familia Sibulo, de origen venezolano. La empresa fue concebida en plena crisis sanitaria. Sus creadoras recibieron formación profesional para crearla y hoy los pedidos se multiplican.
Por César Salvatierra
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Mientras el uso de mascarillas se acrecentaba por el mundo, más de cuarenta espectáculos del Circo del Sol fueron cancelados en varios países. Para la venezolana Gaby Sibulo, que era parte del equipo de ventas corporativas del circo, las horas de teletrabajo disminuían. El desempleo era inminente.

Su hermana menor, Oriana, confinada también al trabajo remoto en Montreal, aún conservaba su empleo en la coordinación de ventas de una heladería. “Lo bueno es que existe el verano”, sonríe con alivio cuando nos cuenta su situación, como olvidando que los veranos en Montreal son muy cortos y la pandemia, hasta hoy, indefinida.

Así pasaron los primeros meses de reclusión y distanciamiento. Hasta que llegó mayo, el mes del Día de la Madre. “Nos preguntamos qué le podíamos regalar para sorprender a nuestra mamá en medio del cierre de los centros comerciales. Así que decidimos prepararle un desayuno venezolano”, recuerda Gaby Sibulo.

El cachito, explican, es un pancito relleno cuya masa es muy difícil de elaborar. El arte de moldearlo es dominado solo por los panaderos diestros o por las abuelas de la vieja escuela. “Ensayo y error, ensayo y error, y el cachito fue surgiendo de tanto afán. Felizmente anotamos la receta”, suspira Gaby. Sus familiares, alrededor de la mesa, exigieron repetición por unanimidad: “están sabrosos como los de Venezuela’”, sentenciaron los comensales. En tiempo de selfies y de fotos por doquier, las imágenes de aquellos cachitos primogénitos quedaron impresas para la posteridad efímera de las redes sociales. Así comenzó la historia.

Pasapalos, en la Feria Fusión Latina organizada por la ACOMM en el 2021

Sin formación no hay sueño

Cuando la gente fue pasándose la voz y los pedidos aumentaban, la familia Sibulo comprendió que debían transformar la cocina de su apartamento en un taller de producción para el variado menú de pasapalos, que así le llaman en Venezuela al bocado ligero que se sirve como acompañamiento de una bebida.

“En Venezuela, pasapalos es el equivalente a bocadillos o pasabocas”, explica Gaby Sibulo. Los primeros cachitos llegaron al mundo con el nombre de la empresa bajo el brazo: Pasapalos.

Las jóvenes empresarias destacan el apoyo de su madre, quien supervisa la calidad de las recetas y el trabajo del equipo, y también la gestión de su padre, cuya experiencia en administración hace posible los delivery. “Mi papá lleva los pedidos a todos lados, dentro y fuera de Montreal, es un amor”.

Pero antes de que Pasapalos se convirtiera en el negocio de la familia, pasó por prueba de fuego: ¿será rentable esta empresa? El proyecto en papel necesitaba una orientación empresarial. Su potencial fue sometido al examen. Por esa razón, Gaby Sibulo siguió una formación profesional en el Programa de Emprendimiento Femenino, una iniciativa de Microcrédit Montréal, organización que por 30 años trabaja con los nuevos inmigrantes impulsando su integración laboral y valorando de su aporte.

“Formar una empresa no es cosa de intentar y a ver cómo sale. En el sector de alimentos hay que pensar en los permisos de producción alimentaria, el proceso adecuado de envoltura, los proveedores, los gastos de producción, la distribución, etcétera”, explica Gaby Sibulo. Por su parte, su hermana Oriana recuerda que cuando tenía tiempo libre “escuchaba los cursos y anotaba todo. La información es indispensable. Hay un antes y un después de la formación”.

Cocinar un proyecto en las redes

Antaño, para montar un negocio de comida, se precisaba de un local, de un horno y de una ubicación cercana a los potenciales clientes.Realidad de nuestros días, Pasapalos es una de las muchas empresas ideadas y creadas durante la pandemia: en casa y con una eficaz estrategia de marketing en las redes sociales.

“Al comienzo fue la publicidad boca a boca la que nos hizo conocidos, ahora nuestras redes sociales son los que expanden aún más nuestros servicios”, asegura Gaby mientras en la cocina familiar las notas de recetas, la harina, los alfajores recién horneados, las cajas listas para el envío van apoderándose del espacio.

“Ya estamos preparando la nueva página web. Ya pensamos en un local y también en un buen lanzamiento en redes, una campaña”. Gaby queda en silencio como trazando el plan en su mente; su hermana Oriana la observa atenta. Preparan otra etapa de su proyecto, gramo a gramo, y a fuego lento.


Si usted es un emprendedor o un profesional formado en el extranjero y tiene un proyecto para integrarse en el mercado laboral, puede contactar a los especialistas de Microcrédit Montréal aquí.


César Salvatierra es agente en temas interculturales y director de proyectos de la revista HispanophoneLea más artículos del autor.  Contacto: revista@hispanophone.ca