Por Vilma Filici (filici@filici.com)
En los últimos días se ha conocido a través de los medios de comunicación que el Departamento de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía de Canadá ha rechazado muchísimas solicitudes de residencia permanente hechas por razones humanitarias y de compasión, y que precisamente esto ha sucedido durante el periodo en que hemos estado bajo la pandemia. Según estos reportes, el promedio de rechazo de casos de algunos países llega hasta el 70 y 75 por ciento.
Este porcentaje de rechazo es altísimo, porque en los últimos años antes de la pandemia el nivel de aceptación de estas solicitudes de residencia se había incrementado significativamente, y además es totalmente ilógico dado que en este mismo periodo de la pandemia, el gobierno federal ha implementado distintas medidas para darle la residencia permanente a las personas que se encuentran ya en Canadá con un permiso de trabajo. El gobierno ha creado programas especiales para los estudiantes internacionales y ha estado bajando el puntaje para las personas que se encuentran laborando en Canadá con un permiso de trabajo, con el objetivo justamente de darles la posibilidad de aplicar para la residencia permanente.
Y el gobierno ha estado haciendo todo esto porque tenemos que llegar al número de inmigrantes que se necesita para este año, que es 401,000, ya que sabemos que el año pasado nos quedamos cortos con más de un tercio del número de inmigrantes que tenían que llegar al país.
Lo lógico sería que también se le dé la posibilidad de aplicar a la residencia permanente a las personas que, como en el caso de los trabajadores temporales, con o sin permiso de trabajo, ya están trabajando en ocupaciones donde hay demanda para sus habilidades, como por ejemplo en la construcción, en servicios, en trabajos no calificados que normalmente los ciudadanos canadienses o residentes permanentes no toman, cuidando a nuestros niños, haciendo limpieza en nuestras casas, etcétera. Lo lógico sería que se regularizara también el estatus de las personas que ya se encuentran en Canadá.
Ahora, hay una observación que tenemos que hacer, y es que a pesar de que una persona puede en cualquier momento solicitar la residencia permanente por razones humanitarias y de compasión, se debe tener muchísimo cuidado y hay que asegurarse de que el caso que se presente tiene méritos como para convencer a una oficial de inmigración de que le permita hacer el trámite dentro de Canadá.
La ley requiere que todo trámite, con algunas excepciones, para la residencia permanente o residencia temporal se haga fuera de Canadá, pero hay una sección de ley que le permite a un oficial de inmigración dispensar esa sección de la norma y permitirle a la persona hacer el trámite desde dentro de Canadá, pero para ello la persona tiene que demostrar justamente que hay razones suficientes para que el oficial haga esa excepción a la ley.
Una dificultad que se presenta en este tipo de casos es que no hay requisitos específicos establecidos para presentar la solicitud. No es como por ejemplo con los trabajadores calificados, quienes deben tener 67 puntos, y si tiene los 67 puntos y pueden demostrar que cumplen con los requisitos establecidos en los reglamentos son aceptados.
Al contario, la aprobación de las solicitudes por razones humanitarias y de compasión es a total discreción del oficial de inmigración que revisa el caso. Pero sí sabemos que, por ejemplo, si una persona ha estado en el país por 10 años trabajando de forma indocumentada, tenemos que poder demostrar el establecimiento económico y el establecimiento social. Así como también que si tienen niños que podrían ser afectados de manera negativa si son regresados con los padres al país de origen, el oficial de inmigración tiene que hacer una evaluación de cómo serían afectados estos niños y velar por sus interéses, ya que Canadá es signatario del acuerdo mundial para la protección de los niños.
Tenemos también otros casos como, por ejemplo, puede ser una persona que, a pesar de que está en el país hace muy poco tiempo, supongamos un año, un año y medio, 2 años, tiene una situación que pondría su vida en peligro si es regresada a su país de origen. ¿Un caso? Si tiene una enfermedad que no puede ser tratada en el país de origen, o que venga de un país donde pueda ser penalizada por distintas razones. O si es una mujer que está divorciada y en su país de origen hay una norma de discriminación contra una mujer con ese estado civil, etcétera.
Es decir, hay que analizar cada caso independientemente y hay que estructurarlo para demostrarle al oficial de inmigración de que en realidad hay razones para que se le dé la residencia permanente dentro del país. Y hay mucho factores que se tienen que respaldar con documentación.
Pero también, lamentablemente, hay muchísimos asesores, consultores, abogados de inmigración y personas que no deberían estar trabajando en el área porque no tienen certificación, pero que toman este tipo de casos y abusan de la vulnerabilidad del cliente. Y aunque vean que el caso no tiene méritos, lo presentan de todas maneras.
Sospecho que muchos de estos casos que han sido rechazados son probablemente de personas que no tienen suficientes factores para convencer a un oficial de inmigración de que deberían ser aceptadas.
En este sentido, podría ser que una de las razones del alto número de rechazos se deba a que muchos de los casos que se están presentando no tienen mérito.
Hasta el momento no he escuchado nada acerca de que haya habido un cambio en la política migratoria de aumentar el número de rechazos de casos por razones humanitarias y de compasión, pero también podría deberse a eso, a que hubo algún memorando interno en el que se les dijo algo al respecto, aunque la realidad es que eso no puede ser posible dado que los oficiales de inmigración tienen el poder absoluto de decidir y nadie puede influenciar las decisiones que toman.
Entonces, las personas que están ya en Canadá y que quieren pedir la residencia permanente por razones humanitarias y de compasión, deben asegurarse de que el caso tenga la fuerza suficiente como para llegarle al corazón a un oficial de inmigración para que los acepten. Y creo que en este tipo de situaciones el interesado debería consultar a más de una persona para que le evalúe su caso.
Si alguien les dice que todavía no están preparados para presentar su caso, deben aceptar ese consejo y deben prepararse mejor para que cuando su caso tenga más fuerza puedan presentarlo y tener buenas oportunidades de éxito.
En mi oficina, generalmente, cuando viene una persona que está pidiendo que le ayudemos porque quiere presentar una solicitud de residencia permanente por razones humanitarias y de compasión, hacemos una evaluación a fondo y, a menos de que pensemos que la persona tiene por lo menos un ochenta por ciento de posibilidades de ganar, le aconsejamos que no presente el caso y le explicamos dónde su solicitud está débil y qué es lo que tiene que hacer para mejorarla.
Hay muchos clientes a quienes no les gusta que se les dé esta respuesta, pero lamentablemente la realidad es que si un caso no es lo suficientemente sólido como para que sea aceptado, el cliente se está entregando al Departamento de Inmigración y, por ende, a la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá para ser expulsado del país.
Vilma Filici, presidenta de Filici Immigration Services, es profesora de leyes de inmigración y refugio en Seneca College Toronto, y asesora en materia de inmigración para diversas organizaciones comunitarias. Escribe sobre asuntos migratorios en varios medios hispanos de Toronto y es fuente de información para, entre otros, los diarios Toronto Star y Toronto Sun, y las emisoras Radio Canadá y CBC.