Por Fréderic Bouchard / Traducción: César Salvatierra
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La cineasta hispanacanadiense Katherine Jerkovic no se mantiene en silencio. Considera que la situación de cara al desafío de la diversidad no avanza lo suficiente en Quebec. Si comparamos esto con lo que ocurre en la parte anglófona de Canadá donde se han observado cambios significativos, una serie de dificultades y resistencias más profundas persisten en la sociedad quebequense.
Jerkovic sostiene que individualmente es posible encontrar aliados y colegas con ganas de cambiar las cosas. Sin embargo, por parte de las instituciones, sindicatos y de múltiples pilares de la industria cultural queda aún mucho camino por hacer.
“Dentro de los organigramas se nota que no hay diversidad”, explica Jerkovic. “En Quebec pareciera que hay un enceguecimiento frente a esto cuando se trata del punto de partida de un cambio. Tú no puedes defender los intereses de otro o hacer un trabajo real para reducir los mecanismos de exclusión y de discriminación si tú mismo no los has vivido o has trabajado muy de cerca [con personas que lo han experimentado]”, puntualiza.
“Si alrededor de la mesa de discusión o decisión, ahí donde se construyen las políticas, no hay ninguna persona de la diversidad cultural, se hace difícil servir a intereses que no sean otros más que los propios”, estima la realizadora de madre uruguaya y padre croata-argentino.
En medio del casting para su segundo largometraje de ficción (Coyote) cuya filmación está prevista para septiembre próximo, Katherine Jerkovic se entristece de constatar en audiciones el enorme talento que hay dentro de las comunidades de la diversidad.
“¿Cómo es posible que algunos de ellos, nacidos en Quebec, se vean desfavorecidos, sin oportunidades profesionales y que no lleguen a destacarse?”. Para la realizadora, diplomada de la Universidad de Concordia, hay algo sistémico detrás de todo eso.
“Los obstáculos comienzan desde que estas personas salen del colegio. En este momento asistimos a una lluvia de ideas, reflexiones y se implementan comités en muchos lugares, pero no es solo responsabilidad de ellos”, agrega.
“Los factores son múltiples en cuanto a las dificultades que acechan a los artistas y artesanos de la diversidad para profesionalizarse, acceder a proyectos ambiciosos y aprender. Pero hay una brecha real entre la voluntad sincera de instancias que quieren mostrarse sensibles a estos temas y la verdadera capacidad de instaurar un cambio. ¿Qué explica, por ejemplo, que la Ministra de Cultura y Comunicaciones, Nathalie Roy, no logre nombrar profesionales provenientes de la diversidad cultural en los consejos de administración de instituciones culturales muy importantes?”, se cuestiona Katherine Jerkovic. Esta afirmación no es partidaria, apunta a una dificultad que concierne decisiones políticas, cualquiera que sea el gobierno de turno.
“Estas personas no saben lo que es, no lo han vivido y no pueden siquiera medir la cantidad de talentos profesionales y competentes. Y no solo jóvenes. Tenemos al menos dos generaciones de inmigrantes perfectamente instruidos en Quebec”, indica la creadora que es miembro fundadora de Films 3 mars.
Cuando Katherine Jerkovic participó en el TIFF en el 2018 [Festival Internacional de Film de Toronto] dentro de la sección de filmes canadienses por su primer largometraje Les routes de février, la programadora de la sección canadiense era una mujer de origen Cree y Métis , Danis Goulet, y su brazo derecho, Ravi Srinivasan, quien tomó su puesto el año siguiente, es de origen srilankés. ¿Cuándo vamos a ver esa diversidad en Quebec? Jamás”, se lamenta.
Lamenta sobre todo la falta de diversidad en la industria del cine. En efecto, ella ha notado que los realizadores de la diversidad interactúan bastante, un poco como solidaridad colectiva. “En un plató típico quebequense, si en uno de tres puestos claves, no hay alguien de la diversidad, todos los puestos que siguen o todos los puestos subalternos son archiblancos, archihomogéneos. Y todo el mundo pierde porque nos inspiramos mutuamente”, afirma la realizadora nacida en Canadá y establecida en Montreal hace 25 años.
Jerkovic deplora en cierto modo la creencia que el financiamiento de obras filmadas por creadores o creadoras provenientes de la diversidad cultural sea principalmente destinado a las comunidades en la pantalla. Lo cual no es falso, pero es restringido, afirma Katherine Jerkovic, ya que, como sus colegas, ella no aspira más que a una sola cosa: que sus filmes sean vistos por la mayor cantidad de espectadores posible.
“Pienso que las soluciones van a llegar solas si somos verdaderamente inclusivos”, indica la también miembro del consejo administrativo de Réalisatrices Équitables. “Se considera aún a los artistas de la diversidad como una categoría particular y no como parte integral de nuestra cultura y nuestro paisaje artístico. Y las cosas no terminan cuando el filme es producido. Está el impacto, el alcance y el lugar que se le da a estos filmes dentro de la cinematografía quebequense, y hasta qué punto los periodistas y medios lo toman en cuenta. En dos o tres años, al hacer una retrospectiva, ¿estas películas estarán ahí? No. Es complejo”.
Artículo publicado originalmente en Qui Fait Quoi.
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