El reconocido organismo que acoge a los nuevos inmigrantes que llegan a Quebec, ha cumplido 40 años de labor ininterrumpida brindando programas de integración social y empleabilidad. Miles de inmigrantes han pasado por aquí.
Por Carlos Bracamonte
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Son las 9 de la mañana. El teléfono timbra como todos los días, de lunes a viernes.
— Bonjour, es L’Hirondelle, ¿en qué lo podemos ayudar?
— Buen día, los llamo porque un amigo me recomendó con ustedes. Me dijo que podían orientarme para conseguir empleo…
— Con mucho gusto, ¿cuál es su estatus de inmigración?
— Soy residente permanente, llegué hace tres meses con mi familia.
— Excelente, señor. En este momento le doy una cita con uno de nuestros especialistas, todas nuestras citas son gratuitas. Por favor, deme su nombre completo…
En las últimas semanas, el teléfono no ha dejado de sonar en toda la mañana, en toda la tarde. La voz que contesta pertenece Nataliya, la amable recepcionista de L’Hirondelle, una ucraniana que salió hace muchos años de su país con su familia buscando un futuro. Llegó hasta Sudamérica donde hizo mil oficios y aprendió el español. Nunca imaginó que el destino la iba a traer hasta Norteamérica, donde el frío es muy parecido al de su lejana tierra. Nataliya habla cinco idiomas y atiende con maneras dóciles y comprensión a los inmigrantes que llaman o arriban a la sede principal de L’Hirondelle, accueil et intégration des immigrants.
— Todos quieren contarte su historia, sus sueños y pesares —, dice Nataliya, que conoce muy bien de la incertidumbre, del estrés, de la pobreza de los primeros tiempos de todo nuevo inmigrante que – muchas veces – ni siquiera sabe el idioma del país que lo acaba de adoptar.
Un día de trabajo en L´Hirondelle es algo muy parecido a una asamblea general de la ONU. Su numeroso equipo está conformado por profesionales venidos de todas partes del mundo; muchos de ellos, inmigrantes de segunda generación. Desde República Checa hasta Colombia, pasando por Martinica, Francia, Irán y el Congo. Las lenguas se entrecruzan de ida y vuelta en sus oficinas, pero el francés predomina siempre. Puede que este rasgo, el de ser un abanico del mundo, no haya estado presente en la imaginación del grupo de voluntarios que fundó L’Hirondelle en 1979, liderados en aquel tiempo por monseñor Paul Grégoire. A ellos los sensibilizó la llegada masiva de refugiados e inmigrantes a Montreal. Por eso pusieron en marcha este proyecto sin fines de lucro que ha acogido por 40 años a miles de recién llegados desfavorecidos.
— Quebec ha evolucionado considerablemente en los últimos 40 años. Ha recibido desde 1979 cerca de 1,5 millones de nuevos inmigrantes. Ellos constituyen una fuerza para el desarrollo de la provincia — explica Carlos Arancibia, director de L’Hirondelle, chileno de origen que arribó a la provincia también hace casi cuatro décadas. Para Arancibia, un experimentado gestor de proyectos sociales y de cooperación internacional, los retos relacionados con el envejecimiento de la población, la división entre la metrópoli y las regiones de Quebec, y los imperativos de francisacion de los inmigrantes, han impulsado a que el gobierno de Quebec adopte, en los últimos años, una nueva política en materia de inmigración, participación e inclusión que pone en relieve diversos mecanismos para mejorar la trayectoria migratoria.
— Las políticas migratorias, basadas desde principios del decenio de 1970 en consideraciones demográficas, han ido dando paso gradualmente a consideraciones económicas de acuerdo con las necesidades de mano de obra, preservando al mismo tiempo el compromiso humanitario de Quebec mediante la acogida de personas refugiadas y otras que necesitan protección internacional — sostiene Carlos Arancibia que en su presentación por el aniversario de L’Hirondelle recordó la llegada a Quebec de los refugiados vietnamitas y de Camboya, un hecho que permanece en la memoria colectiva. Más adelante vendrían los refugiados de Sri Lanka, Irán, Somalia, Líbano, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Haití, los refugiados de Europa oriental y, hasta hace poco, los refugiados sirios.
L’Hirondelle se convirtió en 1984 en uno de los organismos asociados al antiguo Ministère des Communautés culturelles et de l’Immigration (MCCI) con el mandato de acoger y establecer a los inmigrantes y a los solicitantes del estatuto de refugiado. Desde entonces ha promovido programas de formación profesional (con hincapié en la integración de las mujeres en el mercado de trabajo), programas juveniles para ayudar a los adolescentes de diferentes etnias, y programas de apoyo a la inserción en el empleo.
Hoy, los nuevos inmigrantes son apoyados gratuitamente con servicios de acogida e integración social y servicio de orientación para encontrar trabajo. Los servicios están dirigidos a residentes permanentes y personas protegidas aceptadas que viven en Canadá desde hace menos de diez años. Además se ofrece orientación a estudiantes internacionales y trabajadores temporales.
Conocí a L’Hirondelle en noviembre de 2018 a recomendación de un amigo que también cumplía los requisitos para solicitar la ciudadanía canadiense. “Llama, compadre. Pídeles cita, trabajan bien”, me aseguró.
Cuando fui, me sorprendió el rigor del especialista que me atendió. Él examinó minuciosamente mis documentos y los datos personales que íbamos completando en el formulario. Detectó errores para mí inadvertidos.
— Si nos tomamos tiempo haciendo el formulario es porque esto se hace con calma, para evitar que el gobierno te devuelva tu dossier y pierdas tiempo. Debemos evitar los errores —, me explicó Richard Jara, experimentado intervenant social de L’Hirondelle que llegó a Montreal con sus padres siendo aún niño debido al exilio chileno de los años setenta.
Con la seguridad que me inspiró Richard Jara, envié mi demanda de ciudadanía a ojos cerrados. Recibí la respuesta oficial del gobierno en marzo invitándome a dar el examen de conocimientos, el cual aprobé. En agosto de 2019, el gobierno me convocó para juramentar como nuevo canadiense.
L’Hirondelle
Services d’Accueil et d’Intégration des Immigrants
4652 Jeanne Mance St, Montreal, Quebec H2V 4J4
Phone: (514) 281-5696
Lundi – vendredi 9h à 17 h
Carlos Bracamonte es editor de la revista Hispanophone de Canadá. Periodista, consultor en temas inmigratorios y comunitarios, especialista en comunicación, interculturalidad, gestión de proyectos y responsabilidad social empresarial. Lea más artículos del autor.
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