“Plaza Requiem: Stories at the Edge of Ordinary Lives” (Historias al borde de vidas ordinarias) es el nuevo libro de cuentos la escritora mexicana-canadiense Martha Bátiz. Éste es su primer libro en inglés.
Por Humberto Medina
La imagen con la que abre el primer cuento de Plaza Requiem (2017) de Martha Bátiz (México, 1971) es el celeste y blanco de la bandera argentina superpuesta al cielo –también azul y blanco– la repetición es intencional: la realidad y su simbolización. Tampoco es una imagen patriótica –Martha Bátiz es una escritora de origen mexicano y vive en Canadá desde el 2003– sino la puerta de entrada a una metáfora que se completa con la descripción, unas líneas más adelante, de las aguas del Río de la Plata: “it’s dark and endless, like the sorrow it was force to keep secret years ago”. El escenario porteño y las líneas que superponen la claridad del día con la oscuridad del río prefiguran la historia de un secreto a punto de ser revelado. Efectivamente, “Paternity, revisited” es la historia del encuentro entre una mujer argentina con su padre y de las razones que los ha mantenido separados por muchos años, una relación tensa que se conecta con la dictadura argentina. Lo que se desarrolla en la historia es un giro en la relación de poder entre el padre, militar involucrado en la dictadura, y su hija, una mujer que quiere enfrentar la realidad de su historia, simbolizado este enfrentamiento en el deseo de ser reconocida por su verdadero nombre: “You know my name is Paula”; el padre cede, es ella quien ahora tiene poder sobre él.
La segunda historia, “In transit”, abre también con la representación de una relación de poder, esta vez en la frontera entre México y Estados Unidos. Sin mayor descripción, la escena abre con una serie de preguntas –Interrogar, en sí mismo, es un ejercicio de poder– “Name: Eulalia. Middle name? Don’t have one. When I was little they called me Lalita, but no one remembers that now”. La historia desarrolla la compleja relación del migrante mexicano con la frontera, relación que toca la familia, el trabajo, y que en muchos casos, como en el caso del cuento, está llena de ausencias y duelos.
Estas dos historias nos muestran lo que trae consigo el libro de Martha Bátiz, su primero en inglés. De los 13 cuentos, los dos primeros parecen funcionar como una declaración de lo que nos espera en la lectura: un amplio rango de experiencias que van de Argentina a México, del sur al norte. Un cruce de fronteras que implica siempre una tensión en la relación de poder y, lo que es más importante, un cambio, un giro, una basculación, en esa relación. No en vano quisiera llamar la atención del título completo del libro. Si bien tenemos en grandes letras en la portada Plaza Requiem –a la vez título de uno de los cuentos– justo debajo leemos una breve descripción que ofrece un poco más del contenido del libro y que sería, a mi juicio, su verdadero título: Stories at the edge of ordinary lives.
¿Qué puede hacer que una vida corriente sea llevada al límite, al filo? El filo de Martha Bátiz no es solo una frontera, como la del cuento “In transit”, sino el borde de un acantilado en el que los personajes se detienen y consideran sus opciones. El vértigo está allí, también la posibilidad de destrucción, en otros casos la redención. Curioso que el centro del libro de Bátiz se represente por un borde, un límite. Pensemos en el cuento que le da nombre al libro, “Plaza Requiem”. La protagonista del cuento es una emigrada mexicana en Canadá que ha regresado a México en las fechas de la conmemoración de la masacre de Tlatelolco, ocurrida en la Plaza de las Tres Culturas en 1968, cuando unos batallones del ejército mexicano rodean a un gran número de protestantes, en su mayoría estudiantes, y los asesinan. El cuento es una rememoración de la protagonista de esos eventos mientras asiste a una conmemoración de la masacre. Sus recuerdos son dolorosos porque la memoria en esta historia es doble y conflictiva, es la memoria personal de la protagonista y la memoria colectiva del país las que se contraponen y se tensan. La dulzura de los recuerdos de infancia, en particular de su papá y su padrino, se ve ensombrecida por el conocimiento de que ellos se encuentran del lado de los militares asesinos. El filo de la protagonista es esa sombra que debe enfrentar: “My knees feel like they’ll fail me. I’m afraid the slightest breeze might make me lose my balance. I nail my eyes to the asphalt that drowned in blood that day”.
Una vida corriente puede ser asociada también a una vida familiar. Lo interesante en el caso de Bátiz es la manera en que se tuercen esas historias para dar paso al descubrimiento de un secreto, todas las familias tienen una historia oscura que amenaza la “normalidad” de las protagonistas. Las dinámicas familiares –padres e hijas, hermanas, esposas y esposos, parejas y ex-parejas– se desacomodan en un punto para llevar a las narradoras al borde de una experiencia extrema. Por ejemplo, en “Paganini for two” vemos el enfrentamiento de la hija de un músico y la nueva pareja de éste. Con una narración doble, tanto de la hija como de la mujer que ha recién entrado en la dinámica familiar, presenciamos la creciente tensión entre ellas. El cambio de narradora nos permite tener acceso a un mismo evento desde dos perspectivas, lo que hace inestable nuestra propia apreciación de lo que sucede en el cuento. En “Ants” la narración empieza mostrando una casa tomada por hormigas. Allí vive una mujer que se ha quedado sola luego de la muerte de Tomás, su pareja. Dejada al abandono, la protagonista es un reflejo de la casa y de las hormigas, un territorio oscuro, múltiple y descentrado que empieza a tener control sobre todo en la casa, incluida la narradora.
Las historias de Martha Bátiz son absorbentes, con comienzos potentes, como esta primera frase del cuento “Decalogue for a doll without a house” –quizás el título más hermoso del libro, a la vez intrigante–: “Facts: once upon a time there was a woman who decided she couldn’t be a mother anymore, so she went away and never came back. She left a broken home with broken children, and a doll that survived up until another unforgiving December night”. Muchos matices en una frase de inicio en la que queda resonando otra noche imperdonable de diciembre, cargada quizás con el peso de haber tenido, la protagonista, que abandonar a su familia. Sin embargo, como es de esperarse, hay que conocer la historia para entender que “Decalogue for a doll without a house” es una historia de identidad, de fortaleza y finalmente de transmisión de sabiduría de una madre a una hija.
Reseñar un libro de cuentos no es fácil, uno se pregunta cómo dar una sensación de unidad cuando, en muchos casos, las historias se plantean desde diferentes registros narrativos –y el libro de Bátiz se caracteriza por la variedad en la propuesta estética, hemos repasado solo algunos de los 13 cuentos que lo componen–. Habría que preguntarse ¿cuál es la identidad del texto, de sus autores? ¿Cuál es el compromiso? porque finalmente la identidad de los escritores reside en el compromiso con una idea de escritura, por un lado, y con un tipo de experiencia, por otro lado, que termina siempre transpirando en esa escritura. En el caso de Bátiz me resuena la intención de construir una serie de voces femeninas que buscan afirmarse, reafirmarse quizás, en su contexto tanto familiar como colectivo, lo que vale decir también político –las dos primeras historias, junto con “Plaza requiem”, son relevantes en ese sentido– o mejor, en un contexto que está atravesado de una dimensión política aún en la intimidad de la familia.
La identidad es una revelación en el sentido de descubrirse, de descorrer el velo que no permitía mostrarse tal cual quiere uno mostrarse. Es un conflicto también entre lo personal y lo colectivo. Estas historias son un descubrimiento, un descorrer el velo de sus narradoras para tener la fuerza de decir –y hacer– lo que ellas son, bien sea a través de un hecho criminal o aceptar una herida del pasado. El hecho concreto es el entramado de la historia; lo que corre entre los andamios es un compromiso con la identidad de cada narradora, con la necesaria resolución de una tensión en las relaciones de poder en las que se ven envueltas. En “The first cup of coffee”, una historia en la que una mujer finalmente se libera de un matrimonio opresivo, la protagonista lo dice claramente: “And every day, before he left work, he locked up the coffee pot, of course. That was his obsession: another way to control me and assert his power. What power? The guy was useless for everything”. El poder es efectivamente una relación. El solo hecho de preguntarse –en una pregunta que a la vez afirma– “What power?”- la narradora ya está haciendo efectivo un cambio en esa relación.
En definitiva, si una palabra me viene a la mente con este libro de Martha Bátiz es pertinencia. Es un libro pertinente a los tiempos que vivimos. Escuchar las voces de las narradoras es un acto de apertura hacia las complejidades que implica la construcción de una identidad y la dura tarea de aceptar que todo pasado –personal o colectivo– es un largo relato en el que habitan silencios inquietantes.
Humberto Medina (Caracas, 1974). Sociólogo, Máster en Literatura Latinoamericana. Se desempeñó como profesor de literatura en la Universidad Simón Bolívar en Venezuela. Narrador. Ganador del Concurso de Autores Inéditos de la editorial Monte Ávila Editores en el 2012. Actualmente estudia el doctorado en Literatura en la Universidad de Montreal con una investigación sobre la narrativa latinoamericana de vanguardia y la tecnología de medios. Leer más artículos del autor.