Un Cristo Moreno recorre Montreal

Señor de los Milagros en calles de Montreal (Foto: www.hermandadsenordelosmilagrosmontreal.ca)

La procesión del Señor de los Milagros, la más multitudinaria de América, tiene devotos por todo el mundo. En Montreal, su hermandad cumplió 30 años venerando la imagen.

Por Carlos Bracamonte

Es miércoles en la iglesia Nuestra Señora de Guadalupe. A esta hora de la mañana el templo se hace hondo silencio. Cerca de la puerta principal, el conserje quita los últimos polvos del piso lustroso. Entre las bancas, dos niños han comenzado a corretear obedeciendo a Cristo: “dejad que vengan a mí”. Cerca de ellos, el peruano Manuel Hernández se santigua observando al Señor de los Milagros, la famosa imagen peruana de Jesucristo crucificado, y luego recuerda los avatares que esta réplica superó para llegar hasta Montreal: eso ocurrió hace treinta años.

– Esta imagen proviene del Perú – nos cuenta Hernández -, la trajo nuestro hermano Teodoro Victorio en 1986. Pero hubo piedras en el camino porque en ese tiempo era muy difícil conseguir una reproducción por su alto costo, pero el Señor de los Milagros se manifestó e hizo posible todo…

En los territorios de la fe nada es casualidad. Para los creyentes, las cosas pasan por algo.

Manuel Hernández frisa los cuarenta años y en Montreal es el mayordomo de la Hermandad del Señor de los Milagros, la más reconocida e importante procesión peruana que ha trascendido las fronteras católicas por doquier. Manuel nos muestra la lista de actividades que programa la hermandad en octubre de cada año; eso incluye un breve recorrido de la procesión por varias calles de la ciudad.

Las réplicas de las imágenes traídas desde el Perú ya bendecidas.
Las réplicas de las imágenes traídas desde el Perú ya bendecidas.

– Te decía que Teodoro Victorio fue especialmente al Perú a buscar una copia de la imagen – continúa Manuel Hernández con la historia- fue hasta Lima, a la iglesia de las Nazarenas, el santuario donde reposa la imagen original, pero no tuvo suerte. No había o eran muy caras.

En mayo de 1986 se fundó la Hermandad del Señor de los Milagros de Montreal. Sin darse un respiro, sus miembros decidieron que en octubre siguiente realizarían la primera procesión. Así que a don Teodoro no le quedaba mucho tiempo para ir a Lima y cumplir con la misión de traer una réplica. En Montreal se recaudaron fondos para adquirir la copia, pero lo reunido no alcanzaba.

Ya en Lima, la perseverancia de don Teodoro guió su travesía. Después de mucho trajinar, fue encaminado por el sacerdote Raúl García; así pudo llegar hasta el taller del pintor Rómulo Sánchez: “Anda a verlo, es mi familiar, quizá tenga una réplica”, le había dicho el clérigo. La intuición del sacerdote se hizo realidad porque, como caída del mismo cielo, el artista tenía una copia pintada al óleo y hasta había trazado el retrato de la Virgen de la Nube, igual que en el reverso de la imagen original. Enterado de las vicisitudes de la búsqueda y de la premura, el pintor retocó sus imágenes. Les dio unas pinceladas concluyentes y le puso precio a su fe: las donó. Al enterarse de la noticia, el resto de la hermandad en Montreal puso manos en la madera para construir con prontitud las andas. El 19 de octubre de 1986, el Señor de los Milagros fue recibido por los últimos vientos y la hojarasca del otoño montrealés. Fue llevado en hombros por sus fieles. Aquella primera vez salió desde la iglesia Santa Brígida; tiempo después se mudaría al templo de Nuestra Señora de Guadalupe.

– Desde entonces, cada año, hemos sacado en procesión a nuestro Santo Patrón, como una manifestación religiosa ante la comunidad latinoamericana y canadiense, agrega Manuel Hernández.

A diferencia del Perú, la mujeres en Montreal cargan al Señor.
A diferencia del Perú, la mujeres en Montreal cargan al Señor.

La historia de El Señor de los Milagros nace en la época colonial y toca, precisamente, el milagro. En el siglo XVII, varios angoleños llevados como esclavos a Lima, pero ya libertos, formaron una cofradía en el barrio de Pachacamilla, cerca al centro de la ciudad. Uno de ellos pintó en un muro de la comunidad la imagen de un Cristo crucificado, la cual era venerada por los lugareños. En 1655, un terremoto arrasó con casi todo Lima y, prodigiosamente, aquel muro de adobe y cristiandad permaneció en pie. Desde entonces creció la devoción por la imagen que es uno de los símbolos de la tradición católica y popular del Perú, y es conocida también como el Cristo Moreno, Cristo Morado o Cristo de Pachacamilla.

– ¿Son muchas las sahumadoras en Montreal?, le preguntamos a Manuel Hernández por las numerosas mujeres que en la procesión de Lima y de otras partes del mundo acompañan a la imagen cristiana en sus recorridos, portando un vaso que quema incienso y mirra.

– Sí, y no sólo eso: a diferencia del Perú, aquí las mujeres cargan el anda. Así también lo hacen en otra ciudad de Canadá. Ellas pidieron tener esa oportunidad y, desde entonces, lo han hecho todos los años, finaliza Hernández.

Montreal fue, alguna vez, una villa masivamente católica. Hoy, a la hora de la misa, las iglesias que aún siguen activas rebosan, sobre todo, de inmigrantes latinos, filipinos y africanos que, como los angoleños del siglo XVII en Lima, han arribado a Norteamérica con un vasto equipaje religioso y cultural. Este les acompaña día a día, les reanima y no les pesa.


Carlos Bracamonte es editor de la revista Hispanophone de Canadá. Agente en temas inmigratorios y comunitarios, especialista en comunicación, interculturalidad, gestión de proyectos y responsabilidad social empresarial. Lea más artículos del autor.