La historia de Mestizo, el grupo de folclor latinoamericano dirigido por los hermanos Ruiz del Perú.
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Por Carlos Bracamonte
En setiembre del 2001, a sólo horas del atentado contra las “Torres Gemelas” de Nueva York, los hermanos Ruiz cruzaron las últimas puertas automáticas del aeropuerto de Lima para subirse al avión que los traería a Canadá. Ninguno de ellos era mayor de 25 años. Dejaban el Perú para reencontrarse con su madre que había tenido que irse de su país muchos años antes y había hecho mil trámites y mil oficios para que sus hijos tuvieran nuevas y mejores oportunidades en esta esquina del mundo. Los hermanos salieron con lo justo pues el atentado contra las “Torres” suspendió y postergó una serie de inmigraciones ya aprobadas. Arribaron a Montreal a las 7 p. m., en una soleada noche de verano de hace dieciséis años.
Antes de partir, los hermanos Ruiz no sólo empacaron todo lo que debían para iniciar su nueva vida, sino también una herencia familiar que rondaba cada rincón de su hogar en Lima: la música.
– En mi casa había guitarras por todos lados. Mi papá fue un guitarrista destacado en Lima en varias agrupaciones de música criolla y arreglaba los instrumentos. Aunque nunca nos enseñó a tocar, nosotros aprendimos de manera autodidacta – recuerda Francisco Ruiz en una tarde lluviosa de invierno montrealés mientras conversamos.
Los dichos de las abuelas son verdades absolutas: “lo que se hereda no se hurta”. Los hermanos Ruiz traían la música de contrabando entre sus genes. A poco de su llegada a Canadá, en el 2006, y tras varias presentaciones amateur en Montreal, los Ruiz decidieron darle porte oficial a sus melodías y bautizaron a su conjunto con una palabra quechua: Willka Taki (canto sagrado). Años después cambiaron definitivamente el nombre por el de Mestizo, en cuyas fuentes musicales convergen los altos ritmos andinos y sus afluentes sudamericanos.
– En Lima vivíamos en el distrito de Comas, una zona en las márgenes de la ciudad habitada por familias modestas. Tuvimos la suerte de estudiar en una de las pocas escuelas públicas que dictaban el curso de elenco y folclore; y yo creo que eso nos abrió las puertas al arte y la música popular -, relata Francisco Ruiz que integra Mestizo junto a sus hermanos Emanuel y David y con Hyrum Riofano, también peruano.
Desde el año 2009, Mestizo ha difundido la armonía de los vientos y las cuerdas andinas en distintos escenarios de Quebec: desde Chicoutimi hasta los festivales Week-ends du monde. Su repertorio alberga la alegría potente del huayno, el encanto afroboliviano de la saya, el compás danzante del carnavalito y buena parte de ese amplio y colorido abanico de folclor que son los Andes. Su estilo se ha forjado bajo la influencia de los Kjarkas, Illapu y Savia Andina.
– Nos interesa mostrar al mundo la riqueza musical que hay en Latinoamérica-, nos explica Hyrum Riofano, otro miembro de Mestizo que escucha a diario géneros en apariencia tan disímiles como la cumbia y el jazz, pero que, conforme avanza el día, lo conducen siempre al remanso de las cuerdas andinas: “cojo la guitarra y al momento del punteo surge la melodía de una guitarra de los Andes, de Ayacucho”.
Desde que Mestizo nació, sus miembros no han parado de ensayar y tal vez sea ésta otra de las razones de su larga duración. Antes ensayaban en casa de uno de los miembros, luego en un salón prestado, y ahora en la vivienda de una fan: una quebequense amante de los ritmos andinos que no se preocupa si el volumen está muy alto porque no tiene a la redonda vecinos aguafiestas que vayan a llamar a la policía. Además, Francisco Ruiz es también director del Conjunto de Zampoñas Sikuris Montréal, difusor del arte milenario del “siku”, un instrumento de viento conocido mundialmente como zampoña o flauta de pan cuyos ecos recorren el altiplano peruano boliviano. Francisco ha traído desde el Perú algunos tambores originales que acompañan a la zampoña porque en sus clases de juventud limeña – al igual que sus hermanos – aprendió que el sonido debe ser el más auténtico posible.
Hace dieciséis años, cuando cruzaron la última puerta corrediza del aeropuerto de Lima y ya no vieron más a su padre que se despedía de ellos a lo lejos, los hermanos Ruiz se abrazaron y comprendieron la magnitud del adiós. En unas horas más arribarían a Montreal. Pero la música será siempre un breve viaje de retorno, una forma soñada de volver.
Próximas presentaciones de Mestizo:
viernes, 11 de agosto de 10:00 a 15:00
189 St-Régis, Saint-Roch-de-l’Achigan, Qc
miércoles, 23 de agosto de 18:30 a 21:30
Café Resto Le Gavroche
304 Notre-Dame est, Victoriaville G6P 4A3
jueves, 31 de agosto de 18:00 a 20:30
Le Rendez-Vous du Thé
1348 Fleury Est, Montreal H2C 1R3
Más información en: www.facebook.com/MestizoMontreal/
Carlos Bracamonte es periodista peruano. Publica una columna sobre historias de inmigrantes en Noticias Montreal. Es co-editor de las revistas Hispanophone y Agenda Social de Canadá. Lea más artículos del autor.
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