EL RACISMO SUBE A LAS TABLAS EN QUEBEC

El tema es abordado por la obra teatral Brûler les voitures que se presentará el 22 de abril en el Festival Internacional de Valleyfield.

Por César Salvatierra

Una noche, varios jóvenes adultos metidos en tres departamentos se confrontan con lo peor de cada uno. Se trata de un matrimonio desamparado, unos amigos tras un encuentro tenso, y una pareja envuelta por la pasión y la desconfianza. ¿Le suena conocido? Usted verá cómo las piezas de este rompecabezas humano irán encajando en medio de la mezquindad y el convencionalismo social de sus personajes. Ahí surgirá sutilmente la sombra incómoda del racismo. Estas son algunas pistas sobre el argumento de Brûler les voitures, obra escrita por el inglés Matt Hartley, que se reestrenará en Montreal el próximo 22 de abril en el marco del Festival Internacional de Teatro de Valleyfield.

Quebec ha sido el primer lugar en Norteamérica donde se ha estrenado esta pieza teatral. Ocurrió en marzo último con ovación y lleno total, y gracias al apoyo del instituto cultural Art neuf y la Caisse Desjardins de Plateau Mont-Royal. El director, Mathieu Hébert, ha confiado los personajes a los actores y actrices de la compañía Les 9, conformada por quebequenses, franceses, latinoamericanos y de otras nacionalidades de este abanico multicultural que integra la Bella Provincia. El tratamiento del racismo ha sido un motivo esencial para que el director Mathieu Hébert se embarque en este proyecto. Mathieu Hébert y la actriz Hazel Barrantes – canadiense con raíces latinas – nos hablan sobre lo más impactante de esta imperdible obra:

Brûler les voitures ha sido estrenada en Francia, no en Inglaterra ¿qué te motivó a poner en escena esta obra en Montreal?

Mathieu Hébert: la obra tiene un sentido del humor muy trabajado, muy inglés, y tiene muy presente el tema del racismo el cual me interesa bastante; encuentro una indiferencia muy marcada en Quebec, que se hace cada vez menos sectaria: ver gente de culturas diferentes que viven juntas y que haya otra gente que sea tan reaccionaria en vista de esto a causa de la diferencia de color, religión, etc. Lo que me importa sobre la obra es la manera cómo aborda sutilmente el racismo. Los personajes podrían bien encontrarse en la cultura quebequense aunque la obra se haya escrito en Londres.

¿Cómo se sintió al interpretar a su personaje?

Hazel Barrantes: Desde el primer momento en que leí la obra, me sentí interpelada por el personaje de la adolescente (Cassie). Lo que me llamó la atención del texto en sí es que la obra habla de un racismo hipócrita, es decir, lo dice sin decirlo; sin embargo, se escucha, pero se siente como un secreto a voces, salvo a un personaje – precisamente al centro de la obra: “No soy racista. Yo siempre doy dinero a OXFAM cada mes, sean negros, árabes, chinos…”. Por ejemplo, ya en Quebec, cuando te preguntan: ¡Ah!, ¿de dónde eres? Qué interesante… Y una se siente como: “no puede ser, otra vez”. Mi respuesta es decir “soy de Rosemont”… De dónde vengo, en fin, soy montrealense más que nada, pero preguntarme de dónde soy es recordarme cada vez que no soy de aquí. Cassie es esa chica que se confronta precisamente a esa gente que quiere supuestamente aparentar que “hace bien” y que se presentan como “personas bien” “que hacen las cosas bien” pero que no se dan cuenta lo que están haciendo en realidad. Es por eso que esperaba encarnar el personaje.

Los personajes se van desarrollando al ritmo de las tensiones que irradia la escena. Sin conocerlos, siendo un público interesado en la obra ¿qué pista podemos encontrar en el título?

Mathieu Hébert: La metáfora se asoma en el pasado que cada personaje debe cargar, pero que no quiere aceptar. La pista está en que cada personaje tiene algo incrustado con lo que no pueden vivir. Entonces, la capacidad de “quemar el auto”, de prender ese vehículo de ruta sombría, bajarse, tomar otro camino y enfrentar lo vivido determina nuestro valor humano.

Y de alguna manera corre el riesgo de hacerse mal al quemar el automóvil…

Mathieu Hébert: Y ahí está la opción, unos toman el riesgo, otros se queman en el intento.

¿El público quebequense podría reflejarse bien en esta obra?

Hazel Barrantes: ¡Y viceversa! Cuando me preguntaste, Mathieu, con tono políticamente correcto, si quería representar un grupo étnico, yo te respondí que a mí siempre me han tomado por ser de origen árabe; así que podemos jugar con eso. Hay un racismo hacia las personas de cultura árabe musulmán más fuerte que contra los latinoamericanos, aunque Trump ya se encarga de acentuarlo. Por eso tiene actualidad la obra. Además, con lo del atentado en la ciudad de Quebec, que Mathieu nos haya dicho que la obra sirve como crítica, que podamos destapar esa sutileza, me hizo vibrar y embarcarme en el proyecto. Quebec no es sociedad marcada por el racismo, pero hay una sutil hipocresía, palpable y que fastidia.

¿Además de la crítica qué debería retener el público?

Mathieu Hébert: Hay un juego entre la vida y la muerte porque de eso habla también la obra. El pasaje de un punto hacia otro. La tensión va bien con el ritmo de las tensiones palpable desde el escenario. Desde el comienzo, la trama nos hablará bien de que para continuar hay que hacer frente a esas verdades que no queremos enfrentar, pero también habla de esperanza, de que aunque se haya cometido algo irreparable hay bondad, amor dentro de uno aunque quieras esconderlo detrás de tus problemas. Creo que el público podrá sentir esa frustración y deseo; ¿debo enfrentarlo, puedo quemar las huellas de mi pasado y continuar? El público se verá obligado, como los personajes a sentir esa pregunta.

¿Qué aporta el teatro en la actualidad a una sociedad como la quebequense?

Mathieu Hébert: A diferencia del cine o los espectáculos de humor, el teatro ofrece una serie de sensaciones directas, una comunicación inmediata entre la obra y el público. Temas como los que propone Brûler les voitures en Quebec ofrece una experiencia que pone al teatro como una alternativa íntima y democrática a la sociedad, al gran público, puesto que la respuesta es inmediata y concisa. A diferencia de los primeros, el teatro es también más accesible que un show humorístico a 50$ o un filme 3D. Justo en nuestros días donde la sociedad necesita reencontrarse y pensarse no desde la superficialidad del espectáculo sino desde el arte, de una cultura accesible.

Más información:

Brûler les voitures: Matt Hartley /Dirección: Mathieu Hébert/ Compañía: Les 9/ Trad.: Séverine Magois

http://artneuf.net/a-propos/la-troupe-des-neufs/

Calendario del FIT del 18 al 22 abril: http://fit.colval.qc.ca/

César Salvatierra: estudiante peruano de la sección de Estudios hispánicos en la Universidad de Montreal y presidente del Comité Latinoamericano de esa casa de estudios (CLAUM). Se ha especializado en la promoción de la cultura hispanoamericana en Montreal y Quebec. Es redactor y responsable de relaciones públicas de Hispanophone. Lea más artículos del autor.

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